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Durante mi corta presencia en el ámbito político, he comprobado que aquella célebre frase de uno de los hombres más inteligentes que ha existido, como lo fue el científico alemán Albert Einstein, nunca ha perdido vigencia: «Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados distintos». En la política es donde más se puede comprobar esta teoría. Hablando con conocidos y amigos sobre el acontecer político en Venezuela y expresando mi opinión personal como joven sobre lo que está ocurriendo en el país, he llegado a la conclusión que Venezuela está lista para un cambio, lamentablemente no todos los dirigentes o líderes venezolanos están listos o simplemente no quieren aceptar que es momento de tan radical y necesario acontecimiento.

Hacer lo mismo, depositar la confianza de que se alcanzará la tan anhelada libertad en los mismos protagonistas que llevan años jugando con la esperanza de millones de venezolanos, no tendrá mayor contundencia que las que han tenido hasta ahora. Mientras las personas hablan y dan sus puntos de vista sobre los distintos candidatos en las venideras elecciones primarias para renovar el liderazgo opositor en Venezuela, noté que son los mismos venezolanos del año 1998. En aquella oportunidad, cuando dieron su voto de confianza a aquel personaje que les prometió un cambio, un cambio que revolucionaría a toda Venezuela.

El país que llegó a ser próspero, aunque ya hundido en corrupciones y artimañas de políticos inescrupulosos que hoy siguen activos, aunque no con la misma relevancia que alguna vez tuvieron. En los últimos 20 años hemos tenido el mismo libreto pero distintos protagonistas, cada 6 años hacen un show electoral y un nuevo líder, el verdadero «salvador» del pueblo venezolano, a algunos incluso los han comparado con «Simón Bolívar», comparaciones que siempre me han parecido ofensivas y una total falta de respeto a lo que el joven Simón logró.

Tristemente las personas tienen memoria corta y olvidan muy rápido como es que el pueblo lleva al poder a los tiranos. Hemos visto a lo largo de los años que estos nefastos mandatarios son populistas, tienen un lenguaje bastante básico y coloquial cuando están frente a cámaras para conectar con la gente, se hacen ver cómo grandes empresarios y por medio de la comedia y la sucia manipulación del sentimentalismo llegan a conectar con cada una de las personas de la tan dañada sociedad.

Evidentemente no hemos aprendido de los errores antes cometidos, somos el mismo pueblo inocente colocando las esperanzas en tiranos, parafraseando, si no aprendemos de nuestros errores estamos condenados a repetirlos.

Como joven político y mi poca experiencia en el tema, me he dado la tarea de estudiar un poco la carrera de diferentes actores políticos de la actualidad, descubrí a una mujer en particular que llamó mi atención y decidí darle mi voto de confianza.

Lo que me atrajo de ella es la coherencia de planteamientos, en sus acciones y sobre todo lo que dice. Decidí incluirme en sus líneas partidistas siendo joven y sin tener la menor idea en política, me di cuenta que muchas de sus ideas se asemejaban y eran muy compatibles con mi versión ingenua de cómo debería ser un país. Observé que aunque en su momento no era la favorita de muchos, sentí que era lo correcto apoyarla, recordé una célebre frase que dice, «Las minorías siempre tienen la razón».

Entendí que para lograr un cambio positivo hacia mi país debíamos darle oportunidad a esta mujer rodeada de nuevas caras, caras frescas con ideas que desde mi punto de vista son innovadoras. Decidí no seguir creyendo en un sistema que aunque muchos no entiendan no lleva 23 años nada más en Venezuela. Este es un sistema socialista que lleva instalado en el país más de 60 años, instaurado con Rómulo Betancourt. Un sistema que durante más de seis décadas no ha contribuido a nada más que generar riquezas a unos pocos, mientras otros muchos viven las calamidades de la corrupción y despotismo de estos actores.

Descubrí un gran equipo de trabajo comprometido por el resurgimiento del país, encontré personas que han dedicado mucho tiempo a la política incluso desde joven, personas que aunque son muy talentosas en este ámbito, nunca le han dado la oportunidad de demostrar su potencial y engranar sus ideas para que el país sea una verdadera potencia. Me di cuenta que no estamos acostumbrados a las buenas intenciones y dudamos de quién si las tiene, lo juzgamos y no le damos la oportunidad, pero al populista sí, porque nos dice lo que queremos escuchar.

Vivimos en un país donde lo regalado es bueno y no vale nuestro voto, tenemos a flor de piel la «viveza criolla», no nos gusta pagar los servicios básicos pues eso le corresponde al Estado.

El cambio que estamos listos a asumir junto a María Corina Machado es la privatización de las empresas.

¿Queremos que funcionen? Debemos pagar por los servicios públicos.

¿Queremos que nuestro país sea potencia en crudo? Pues, esto se logra con la privatización de PDVSA y así con la educación, el sistema de salud, entre otros.

Las ideas innovadoras de esta mujer me parecen revolucionarias para un país como Venezuela,

¿Por qué si en Europa y USA funciona, aquí sería diferente?

 

Por Kevin Mata 

 

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