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Relación entre la Religión y el Poder 

Religión y poder siempre han estado juntos, y uno no puede existir legítimamente sin el auxilio del otro. Por lo que la religión, como técnica política para administrar el temor en favor del Estado, siempre ha sido una herramienta versátil y de principal importancia. 

El temor a lo invisible es la simiente que todo hombre lleva en su interior y da origen a la religión. La religión en tanto técnica represiva y judicial da pie gracias a su origen (el temor), a que el hombre frente a lo invisible la utilice no solamente para tranquilizarlo en momentos de infortunio o de bienestar, sino para gobernar unos sobre otros, haciendo uso máximo de sus propios poderes particulares.

El clero, dotado de respetabilidad por su monopolio ejercido sobre el conocimiento, se convierte en la clase que puede con sus palabras gobernar a los demás mediante la dependencia de sus consejos y sentencias.

La dependencia a los consejos, es poner la persona bajo el producto del pensamiento de otro. Lo que en realidad no surge del compromiso reflexivo individual, sino que es producto de una mente externa a la propia, a la que se le considera por ignorancia de las facultades propias, como un versado de sabiduría y virtudes.

«la religión del futuro ha de ser una religión de la Libertad de Consciencia»

En el hombre libre de prejuicios y temor, la religión debe ser un ejercicio reflexivo de elevación mental al Ser Supremo. No por temor, ni por miedo al infierno, sino por amor y agradecimiento, a un Ser que lejos de ser un anciano punitivo, es un Causa Suprema, desprovisto de emociones humanas y deseos de venganza, que lo creó todo para Experimentarse a Sí Mismo, sin más necesidad que la misma experiencia. A esa Deidad debe el hombre acercarse, sin mediación de sacerdote, sin deseos de purificarse, pues no existe más pecado que considerarse pecador. El hombre debe vivir en la Virtud, porque tienen un convencimiento personal e Interior del beneficio de actuar bien en la vida, y no por temor a un castigo. 

El hombre en su dimensión interior soberana, debe ser su propio juez, y ser suficientemente tolerante para ver los errores de los demás. No como ofensas contra su persona, sino como productos de su propio nivel de evolución, y de la experimentación de la vida en sus múltiples formas.

La religión del futuro ha de ser una religión de la Libertad de Consciencia, si es que en verdad se quiere que sobrevida la humanidad como especi. De lo contrario, estaremos condenados al oscurantismo. 

Rainer González

Afiliado de Vente Caracas

 

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