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En las últimas semanas hemos presenciado cómo los docentes venezolanos, en los diferentes estados del país, tomaron las calles para expresar sus inconformidades respecto al pago de un bono por motivo vacacional.

Dicho bono sería cancelado en plazos hasta junio del año entrante. Esto generó frustración en el gremio, y la comunidad docente, junto a otros sectores, mostró su descontento de la forma más genuina. Pero no podemos perder el enfoque, los criminales que hoy ostentan el poder están en plena campaña de lavado de imagen y no sería bien visto que un profesor esté siendo amedrentado por las redes de colectivos en plena protesta, mientras intentan desligarse de la «mala publicidad».

Sin embargo, en estos últimos días se ha podido oler el miedo en las cercanías del régimen. Pues, el desvergonzado Mario Silva tuvo que arremeter públicamente contra el movimiento docente. Y sabemos que todos los perros muestran los dientes cuando se sienten amenazados.

La semana pasada se conoció que pagarían la totalidad del bono en el transcurso de esta semana. Y además, el lunes confirmaron la destitución del presidente de la ONAPRE.

«decir «gracias» es equivalente a felicitar a un ladrón por devolvernos el menos del 1% de lo que nos robó»

Esto puede considerarse como una victoria desde el punto de vista venezolano, ya que es una de las pocas ocasiones en las que la sociedad se impone y logra prevalecer. Pero la estrategia, la táctica del régimen siempre ha sido primero negar y ceder después. Eso crea una sensación triunfalista de los gremios y un falso escenario en el que se pueden lograr conquistas con el régimen. Pero al final, el gremio logra lo que debió obtener desde un principio y luego, lo toma como un logro.

Las acciones del régimen pretenden ser consideradas como una rama de olivo. Y decir «gracias» por ello, sería un grave error porque tiene que estar claro que motivado por buenas intenciones no es dicho accionar.

Decir «gracias» es equivalente a felicitar a un ladrón por devolvernos el menos del 1% de lo que nos robó. Así de ilógico sería un escenario en el que los trabajadores públicos consideren que ya no hay razón para proseguir en esta lucha, que es una sola: sacar a los criminales del poder. Decir «gracias» es abrazar la idea de que las decisiones de un régimen político fracasado son un gesto de amabilidad, y que se traducen en un buen trabajo.

Precisamente es el momento de exigir lo que nos corresponde; una vida digna para todos los venezolanos. Porque ya sabemos que podemos lograrlo, y que somos nosotros los protagonistas de una Venezuela sin mafias. De un gobierno que se someta a los ciudadanos, y no al contrario. Decir «gracias» hoy, sería pedir perdón mañana.

Ángel Lozada

 

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