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El relativo pero corto éxito del sistema comunista soviético fue posible en gran parte, gracias a un potente sistema de propaganda que magnificó por 70 años un gigante con pies de barro. Pero la propaganda para magnificar a un sistema tiránico o a un tirano y convertirlo en héroe, es tan antiguo como las primeras civilizaciones, podríamos llenar espacios muy grandes ejemplificándolo.

Para entrar en contexto, muy someramente ejemplificaremos al régimen nazi de Adolf Hitler. En su libro «Mi Lucha», en 1925, Hitler le dedicó dos capítulos a la propaganda: «Pronto me di cuenta, de que el uso de la propaganda es un verdadero arte que ha permanecido prácticamente desconocido…», escribió. Después de que los nazis tomaron el poder en 1933, Hitler estableció el Ministerio del Reich para Ilustración Pública y Propaganda a cargo de Joseph Goebbels, este era un verdadero genio en la manipulación de las masas a través de la propaganda. Grandiosos y espectaculares mitines y desfiles estaban destinados a glorificar al Fülher, captar escépticos y amedrentar opositores.

Goebbels creó 11 principios de la propaganda, puede parecer algo fuerte, ya que el hecho de que parte de la publicidad llegue a basarse en los principios de uno de los personajes más odiados de la historia es algo rocambolesco. Sin embargo, hay que decir que Goebbels tenia muy claro como hacer la propaganda del régimen nazi y sin duda alguna, el éxito de la misma fue brutal. Lógicamente estos principios serían muy extensos para ser descritos aquí, pero invito al lector a darles una ojeada y obtener sus propias conclusiones analógicas con el régimen que nos oprime, pero podemos ver algunos.

«La culpa de nuestros males es de la cuarta República, de la oligarquía, del imperio o del bloqueo, esa es una de las frases más comunes de la tiranía. Goebbels resumió este tipo de frases en un principio y lo llamó «Principio del Método de Contagio»: consiste en reunir diversos adversarios en una sola categoria o individuo. Los adversarios han de constituirse en una suma individualizada. alguien tiene la culpa, él o ella, pero no nosotros.

De igual forma es muy común que la tiranía al verse acorralada por una noticia mediática, por ejemplo, el caso del avión retenido en Argentina, de inmediato salen los voceros de la tiranía a responder con un ataque verbal escatológico resaltando el nacionalismo. A esto lo llamó Goebbels «Principio de le Vulgarización»: «Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa, además tienen gran facilidad para olvidar».

La mentira es casi que una condición cotidiana en la boca del tirano venezolano y a esto lo llamó Goebbels «Principio de la Unanimidad»: Cuando mientas, miente en grande y sobretodo, persevera en la mentira aún a riesgo de volverte ridículo. Con el tiempo llegarás a convencer a mucha gente de que piensa como todo el mundo, creando una falsa impresión de unanimidad».

Pero todo no llega hasta allí. En gerencia o administración hay un viejo dicho: «si quieres probarte a ti mismo o los métodos de conducción empleados, crea tus propios conflictos. Pero, ¡Cuidado! Debes tener las recetas de solución a la mano porque puede volverse en tu contra».

Las recientes protestas de reivindicación laboral de algunos sectores de la sociedad, por demás legítimas, pueden interpretarse como creadas por la tiranía. Hay que reconocer que la tiranía es muy hábil en el manejo de las amenazas y como convertirlas en oportunidades saben interpretar muy bien el diagrama causa-efecto.

Es así como vemos a sectores de la «revolución bolivariana» anotándose el triunfo por las exigencias de los docentes, es lógico pensar que la tiranía en conjunto con sus aliados, los sindicatos y grupos que lo apoyan traten de convertir ese triunfo de esos sectores como un triunfo de ellos y convertir al tirano en un héroe. Nada mejor que usar la propaganda como mecanismo de divulgación, lo hacen a través de la la descalificación, la mentira y resaltando el nacionalismo y/o el patriotismo.

En nuestro país hay muchos motivos por los cuales protestar, desde sueldos miserables, hospitales destruidos, hasta por la muerte de muchos venezolanos, pero todo ello debe unirse a un posible conjunto: Libertad y dignidad, dos conceptos que debemos tener claros para posicionarnos como Estado-Nación con Estado de Derecho. Más allá de las protestas reivindicativas, que insisto, son totalmente válidas, debemos ir hacia un conjunto monolítico que nazca en la sociedad civil para exigir Libertad y Dignidad, teniendo presente en nuestro paradigma que estás condiciones no deben ser una sensación pasajera o temporal, deben ser un estado de permanencia continuo y sostenido.

Tenemos que recordar que este tipo de regímenes tiránicos, que pretenden ser héroes, «te rompen las piernas y luego te regalan las muletas».

Pintar una pared no hace rico a un país – Por Ramón Alberto Matute