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Últimamente hemos notado como la insensatez se ha adueñado del debate público. Mejor dicho, como algunos pretenden hacerlo, frente a una sociedad que está lo suficientemente clara acerca del rumbo que lleva Venezuela y de lo que no está dispuesta a aceptar.

La insensatez tiene hijos de todo tipo. Por ejemplo, los que pretenden culpar a las sanciones que han impuesto gobiernos del mundo al régimen como las responsables de la agudización de la crisis, y no acusar al régimen de ser el causante de esa situación.

También hay insensatos que pretenden tratar democráticamente a un régimen del que ya como dictadura ni se le puede catalogar. Son criminales, responsables de la peor devastación y con la mayor de las vocaciones totalitarias en favor del mal. Algunos insensatos insisten en una “solución política” con quienes no son políticos. Prefieren los guantes de seda hacia al régimen, pero los guantes de boxeo contra quienes desnudamos su insensatez. No entienden que la lucha democrática y las soluciones políticas, son para demócratas y políticos, no para criminales que deben ser derrotados y que deben enfrentar la justicia.

También hay unos insensatos que sueñan con ver a Maduro de candidato. Se olvidan de su corrupción, de su perfil criminal, de su nacionalidad. Olvidan todo, porque “es el candidato más fácilmente derrotable”, como si esto se tratara de facilidad y no de coherencia y de, sobre todo, justicia. “Es que el chavismo debe ser derrotado como llegó: a través de los votos”, como si eso fuera una especie de exculpación a todos sus crímenes, como si debiéramos olvidar lo que hicieron y como si ellos hubieran sido transparentes en el resto de las elecciones. La insensatez a veces es cómplice de la incapacidad, y eso me hace dudar de quien quiera una “elección” fácil y no una derrota definitiva. Pero así son los insensatos, creen que los “revolucionarios” amparados por Cuba, harán una elección para perderla; creen que esos revolucionarios dejarán el poder por las buenas. Los insensatos se creen héroes.

Hay unos insensatos que repiten “diálogo” a cada rato, como si no hubiera sido suficiente todo lo anterior y como si no hubieran entendido –ya dudo que por ingenuidad y buena voluntad- que el régimen jamás dialogará para perder. Dicho de otro modo, esos insensatos creen ciegamente en una fe que el régimen no tiene, para oponerse a la fuerza que es la que puede presionar al régimen y fijar las condiciones de su salida del poder. Los insensatos salivan con la idea de la cohabitación, reconociendo que prefieren colaborar/cohabitar con criminales, antes que la libertad.

Y sí, también hay los insensatos “patrioteros”, esos que creen que tienen la fuerza para derrotar a criminales de talla transnacional, porque no le quieren agradecer a otros la ayuda que pueden ofrecer, porque quieren ser protagonistas y porque sueñan con ser ellos los libertadores, como si la ayuda excluyera la opción de que la libertad sea liderada por venezolanos. Suelen ser sensatos hipócritas, que sueñan con ir a Disney, pero se lanzan discursos antiyankees. Si fueran tan coherentes, ni siquiera deberían aceptar la ayuda humanitaria foránea porque, según ellos, tienen toda la posibilidad de resolver el problema. Ya quisiera ver cómo…

Así son los insensatos. Los hay por doquier. Identifíquelos, pues no es difícil. Cada vez que alguien nos aleje de la libertad, estaremos en presencia de un insensato.

Insensatez, por cierto, que es idéntica al chavismo.

@Urruchurtu