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 Antes de desarrollar mi punto de vista con respecto a este tema, se hace necesario manejar dos conceptos básicos, el primero: “Ética”, de la cual se dice que Aristóteles fue el fundador y según el diccionario es la “disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano”.  El segundo: “Política”, que la definen como “el conjunto de actividades que se asocian con la toma de decisiones en grupo, u otras formas de relaciones de poder entre individuos, como la distribución de recursos o el estatus”.

Ahora bien, basado en lo descrito, la ética política resulta vital para cualquier sociedad, ya que no puede existir un buen trabajo de servicio público sin una base ética que persiga el bien común. Pues, se trata de una disciplina de la filosofía política que se refiere a la conducta humana y su relación con las nociones del bien y el mal, aplicado a las personas que trabajan para los demás.

En este orden de ideas, un país como Venezuela con una sociedad en la que los casos de corrupción en cargos públicos están a la orden del día, parece más necesaria que nunca la formación en ética política, pues, según algunos expertos “la práctica de la política sin ética pierde totalmente su función de servicio público”. Por lo que, se hace necesario que la ciudadanía posea herramientas que faciliten su propia reflexión moral, ya que aspiramos una sociedad sana y una convivencia pacífica. 

Pero, poco se escucha hablar de la ética política, menos en nuestro amado país, pero en la búsqueda de respuestas de cosas que desconozco, porque no soy politólogo, me encontré con el catedrático de Filosofía Moral de la Universidad de Salamanca, Enrique Bonete Perales, quien en sus obras destaca los principios más relevantes y a la vez reiteradamente vulnerados de la ética política:

1. Principio de la Receptividad (defiende que todo político debe estar abierto a las críticas y quejas de los ciudadanos). En este principio, rechazar la opinión sobre el comportamiento político significa no ser receptivo;

2. Principio de la transparencia (los servidores públicos tienen que actuar explicando claramente los motivos por los que adoptan sus decisiones y sin que existan dobles intenciones);

3. Principio de la dignidad (dedicarse a la vida pública debe proceder considerando a las personas implicadas en sus decisiones como fines en sí y no como meros medios). Así pues, en este punto, Enrique Bonete Perales destaca que la más grave inmoralidad en la que puede incurrir un político consiste en usar a las personas como simples instrumentos con los cuales obtener otros fines;

4. Principio de los fines universales (los políticos necesitan obrar diferenciando claramente lo que son sus intereses personales o partidistas, de los que realmente conforman los bienes universales de una sociedad o comunidad).

5. Principio de Servicialidad (el político vivirá para la política en lugar de vivir de la política). Este principio expresa que, quienes ejerzan noblemente esta profesión se entregan a la vida política como servidores de una causa y ven en el acceso al poder un medio;

6. Principio de responsabilidad (la responsabilidad política contempla al menos tres aspectos: responder a los ciudadanos sobre sus solicitudes, asumir como propios los comportamientos ilegales de otros cargos de confianza y tomar decisiones calculando sus consecuencias).

En este sentido, creo que los políticos debemos ofrecer una visión dignificadora de la persona, una visión de los derechos humanos y un catálogo moral de las democracias actuales. Por otra parte, es muy importante el papel que desempañan los actores políticos, que realmente apuestan por la libertad y el desarrollo de una Venezuela rica de verdad, sean del color que sean, porque hoy es el momento de hacer correcciones en cuanto a lo que conocemos como política en nuestro país. De manera que, es momento de cambiar el colectivismo por la libertad y la complicidad por la responsabilidad, tal como lo expresan los principios éticos antes mencionados.

De manera que, basta de seguir repitiendo errores pasados y vamos romper paradigmas de doctrinas erradas, tal es el caso de la mentira, la artimaña y uso de los ciudadanos como objetos, para cumplir un propósito vacío o de destrucción que pisotean su dignidad, pues, llego la hora de escuchar las voces que gritan desesperadamente en cada rincón de Venezuela y mostrar que si podemos hacerlo de forma diferente. No se trata de palabras, sino de acciones, mostrando una visión de un cambio real que permita la autorrealización de cada individuo dentro del territorio.

Así pues, no creo en el control, no creo en el servilismo, no creo en la idolatría, no creo en súper héroes, no creo en el absolutismo, no creo en la política sin principios éticos. En cambio, sí creo que la palabra define al hombre (un hombre vale, lo que vale su palabra), creo en la dignidad humana, creo en la verdad por muy dura que sea, creo que todos podemos ser héroes (haciendo lo que a cada uno nos corresponde), creo que los cambios comienzan en nosotros mismos, creo que en nuestras manos está no seguir callando la complicidad de aquellos que se cubren en una envestidura, creo que si podemos lograr una política distinta y con ética en Venezuela.

Así pues, creo llego el momento de la ciudadanía.

 

Jhonny Arnaldo Lara

Coord. Asociaciones Ciudadanas Edo. Aragua