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Todos recordamos como al «padre» ideológico del llamado socialismo del siglo XXI, el expresidente Hugo Chávez, en su discurso hipócrita y cínico, que lo caracterizó, hablaba en múltiples ocasiones y escenarios, del efecto perverso que genera hacia los trabajadores y pensionados, la bonificación del salario, en virtud, que no se consideraba para las prestaciones sociales ni para las utilidades de fin de año, decía textualmente “La bonificación del salario deteriora la base salarial…, condena a la miseria a los trabajadores y pensionados…, desconociendo de este modo los derechos conquistado por los trabajadores”. Ahora bien, en el presente, un «presidente obrero», ha hecho realidad lo dicho por Hugo Chávez, ha condenado a la miseria, a la sub-pobreza, a todos los trabajadores del sector público y a nuestros pensionado, la bonificación del salario está más presente que nunca y superior en porcentaje, a la base salarial, que es esta última, por la que se rigen, para el cálculo de las referidas prestaciones.
Muy cierto que en el pasado, existía ya como compensación, los llamados bonos, que eran, un porcentaje mucho menor con respecto al salario, es decir, los bonos fueron alícuotas del salario que le daban a los trabajadores que normalmente eran inferior al 10% del salario nominal, esta tendencia se ha revertido y hoy en día los bonos representan hasta un 70% del salario. En principio entre los principales bonos que se conocían, estaban, el vacacional, navidad, servicio, entre otros; normalmente estos bonos, beneficios o auxilios habituales u ocasionales, convencionales, contractuales u otorgados en forma extralegal por el empleador, las partes disponían expresamente que no tendrían carácter salarial. Es de hacer notar, que en ocasiones los bonos, por ley, debido a su periodicidad, tiempo, entre otros, parámetros, pasan a formar parte del salario.
Lo expresado con anterioridad, aunado al colapso de los ingresos laborales de los trabajadores, en el marco de una situación de ser la economía de mayor inflación del mundo y el proceso avanzado de dolarización de facto de los precios de los servicios públicos y privados, gasolina, bienes, etc; contribuyen a la precaria situación económica real del venezolano trabajador, jubilado y pensionado. La indolencia, es la principal característica de esta política de bonificación y en fin, en los manejos de las políticas de salarios, económicas y financieras implantadas por el ejecutivo nacional.
De más está manifestarle, que en el sector privado, los salarios superan por amplio margen a los del sector público, en ocasiones en más del 500%; es esta una de las razones que en el plan de país Tierra de Gracias, llevado a cabo por María Corina Machado junto a un gran equipo multidisciplinario, en el que se quiere el libre desarrollo del individuo, un estado al servicio del ciudadano y la economía de libre mercado; se reducirá el tamaño del estado, a través de privatizaciones de empresas que son ineficiente , focos de corrupción y vía donde se pierden inmensas cantidades de dinero, lo que obviamente redundará en mejores sueldos y salarios para los trabajadores, una gran cantidad de recursos financieros, para utilizarlo en las funciones básicas del estado, parar o tapar el desaguadero de dinero y a su vez, una potencial mayor recaudación de impuestos
Econ. Oscar González
Coordinador Políticas Públicas VENTE Urbaneja