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Los manglares, las iguanas y las lagartijas que abundan en el Complejo Petrolero y Petroquímico de Jose, ubicado entre Barcelona y Píritu, en el estado Anzoátegui, fueron testigos de lo que pasó aquella mañana del 27 de septiembre de 1816.

Sinembargo, por lo visto, para las actuales autoridades de civiles y militares del estado Anzoátegui, eso no tuvo ni tiene la menor importancia.

Un estero de aguazal, donde el viento amontona la arena a su capricho, fue el escenario de una crucial batalla que cambió el curso de la guerra de independencia en Venezuela.

Pero eso pasó por debajo de la mesa para el gobernador, los alcaldes y los jefes de los llamados Redi y Zodi de la región.

Ese día, hace 206 años, el aire encaneció, la tierra se llenó de sangre y los combatientes fueron manantiales de un odio feroz, en el sitio que se conoce como la Sabana de El Juncal, cerca de donde hoy se levanta un imponente complejo industrial.

Efectivamente, el 27 de septiembre de 1816 se libró allí, en pleno corazón del estado Anzoátegui, la famosa batalla de El Juncal que cambió el curso de la historia nacional.

Para ese momento, la situación de los patriotas era desesperada ya que el Rey Fernando VII se había reinstalado en el trono de España y estaba dispuesto a recuperar sus posesiones en el nuevo mundo.

Para ello envió a Venezuela un poderoso ejército, integrado por batallones de infantería, caballería, artillería e ingeniería y comandados por el general Pablo Morillo, uno de los oficiales españoles más distinguidos en la guerra contra las fuerzas napoleónicas.

Por si fuera poco, el país estaba en ruinas y la mayor parte de la población había desaparecido o se encontraba desmoralizada ante las atrocidades cometidas por el sanguinario José Tomas Boves, por la emigración a Oriente, por las enfermedades, por el hambre, por el terremoto de Caracas, en fin, por el trágico proceso que duró de 1810 a 1815.

Este era el panorama de Venezuela para ese 27 de septiembre de 1816, fecha en la cual se libró la Batalla de El Juncal, un enfrentamiento que aparece en la tapa de muchos libros, en escuelas, en calles y avenidas, pero que por esas cosas que ocurren, muchos ignoran que tuvo lugar en un sitio aledaño a donde ahora crecen montañas de coque, un residuo muy contaminante de las refinerías de petróleo.

Allí las tropas realistas dirigidas por el brigadier Francisco Tomas Morales fueron derrotadas por el ejército patriota liderado por el General Manuel Carlos Piar, junto con Gregor MacGregor, Pedro León Torres, José Gregorio Monagas, Pedro María Freites, José Antonio Anzoátegui y los jefes indígenas Manaure y Tupepe.

El día anterior, el jefe realista con una división de tres mil hombres, se dirigió a Barcelona y caída de la tarde acampó en las sabanas pantanosas de El Juncal.

A la salida del sol, los patriotas estaban prestos para la lucha, con la infantería en el centro, los jinetes por los flancos y la artillería apuntando al enemigo.

Para las seis de la mañana los batallones de la vanguardia comandados por Gregor Mac-Gregor ya estaban en combate cuerpo a cuerpo.

La batalla fue tan encarnizada y sangrienta como la más terrible de cuantas se libraron en la guerra de la independencia.

A eso de las once de la mañana, después de cinco horas de combate, cuando nada se había decidido aún, el general Manuel Carlos Piar tomó la caballería del flanco izquierdo y dio una impetuosa carga logrando una espléndida victoria.

Este triunfo cambió definitivamente el mapa y la fisonomía de la guerra, pues desde ese momento las fuerzas patriotas emprendieron la marcha hacia Guayana y no se detuvieron hasta alcanzar la victoria.

Sin embargo, el general Manuel Carlos Piar, el héroe de El Juncal y de la campaña de Guayana, sería fusilado al año siguiente por orden de propio Libertador Simón Bolívar, acusado de insubordinación y conspiración.

Alguien dijo que Anzoátegui es tierra de grandes batallas, no solo en la guerra de la independencia, sino sobre todo en el esfuerzo enorme desplegado por su gente en el afán de aferrarse a la libertad y por alcanzar su desarrollo. A pesar del pésimo gobierno que lo rige actualmente ¡Y tiene razón!

@omargonzalez6