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El control social que ejerce el régimen sobre los ciudadanos simple y llanamente, no es más que una herramienta de muerte, destrucción y desolación. Me limitaré sólo al municipio dónde nací y di mis primeros pasos. Recordando aquellos hermosos años de mi infancia y adolescencia, que por cierto, fueron los mejores, es triste ver cómo de la noche a la mañana todo cambió en manos de los peores gobernantes que país alguno pudo haber tenido, y que no tiene límites en sus pretensiones perversas de destruir cada día la vida del venezolano.
Cocorote, un maravilloso municipio, comienza a mostrar sus primeros cambios o reveses con la llegada de las administraciones y malas gerencias de manos del partido oficialista. Pero, sin embargo, no fue sino a principios de la gestión de Amado Torres, cuándo nuestro querido terruño entró en la más profunda crisis de servicios públicos, atropellos y deterioro de la calidad de vida de los cocoroteños. Ocho años de una gestión pésima o malísima según el criterio de cada habitante.
No existen obras de envergadura que demuestren el avance, o por lo menos, la intención de una buena gerencia. Es que nada se hizo en función de los hombres que sienten, sufren y padecen todos los desmanes de esta crisis; ni en salud, alimentación, cultura, deporte, seguridad o infraestructura.
Los mal llamados «beneficios para el pueblo» son una bolsa de comida con productos vencidos, de mala calidad, de marcas nunca antes vistas, cada día en menos cantidades y productos que nunca más fueron incluidos en la dieta de los yaracuyanos. Saliendo un poco del tema, una empresa de alimentos Yaracuy con un exelente café y harina que fueron promesa de Julio León para estos programas, solo venden en deslumbrantes tiendas de los enchufados del régimen. Escuché una vez decir a este último que los yaracuyanos comían criollito, y hay que ser bien descarado y burlista para hacer tal afirmación.
Todo esto se debe a una sumisión total y al temor de un pueblo de reclamar como mandantes a nuestros esbirros todo cuánto nos pertenece de hecho y por derecho. Escucho hermanos en la calle decir lo critico de la situación pero nadie se atreve hacerle frente a esta catástrofe.
Volviendo a nuestro municipio, tierra donde nace Yaracuy, los servicios básicos están colapsados, sin que la alcaldía se aboque a cada una de las fallas o problemas en cuanto a agua potable, cloacas o vialidad, para no hablar de aseo urbano.
El 90% de la vialidad urbana y de penetración agricola destrozada, servidores de aguas negras desbordados y a quienes les corresponde dar respuesta inmediata, se hacen los locos y siguen con lo que para ellos es una letanía; culpa de los bloqueos y embargos. Es la única escusa perfecta para ellos ante tanta ineficacia e improvisación.
Con la llegada de Pedro Bolaños los problemas se agudizaron mucho más. No existe ningún típo de gestión. Es que ni se le ve la cara en Cocorote porque anda de municipio en municipio haciendo otro tipo de trabajo encomendado por el ocupante de las Maporas.
En días pasados hice de su conocimiento el desbordamiento de una cloaca en la calle 17 del sector San Gerónimo, y hasta el día de hoy, nadie hace acto de presencia a los  fines de que la alcaldía y vecinos podamos encontrar una inmediata solución al problema que constituye un grave riesgo de contaminación ambiental y brote de algunas enfermedades en niños y adultos.
El pueblo debe reclamar oportunamente y con respeto, sus derechos, pero cundo estos son vulnerados, debemos alzar nuestra voz de protesta, y que quienes dirigen las riendas de nuestro municipio sepan que ya estamos cansados de tantas pendejadas y maderas de gallo. Para que vengan a exigir respetó, primero deben respetarnos.
Los señores consejales están en el deber de recorrer las comunidades y presentar sus informes de las múltiples carencias y necesidades de nuestra gente, no solo levantar la mano para aprobar y aprobar jugosos negocios, desdibujando sus funciones y el panorama municipal. Emplazo a mis amigos y hermanos Moisés Agreda y Diógenes Arenas a denunciar oportunamente, de la mano de su pueblo, como de seguro estoy lo van hacer, todo lo que ocurre y de lo cual ellos saben es una realidad, y no callar tantos desmanes como lo hizo Daniel Cariño quien se dedicó a decir que nada podía hacer por ser el único opositor en la cámara Municipal, cuando solo lo que hacía falta era denunciar con hechos y pruebas todo lo que ocurría y que el día de hoy sigue ocurriendo.
A los débiles y cómplices líderes de oposición cocoroteña -quiénes hoy día solo se han dedicado en cuerpo y alma a una campaña, por cierto, que no se entiende, cuando nos ocupa el tema presidencial pero ellos ya andan montados en una regional- visibilizar y señalar todo cuánto aqueja nuestra gente. A trabajar en función de un mejor cocorote para nuestros familiares, amigos, hermanos, niños, hombres, mujeres y adultos mayores que esperan lo mejor de nosotros.
Ellos son nuestro mayor y mejor activo y merecen todas nuestras atenciones. Por esto y muchas cosas más, Cocorote y Yaracuy Se Levantan.
Secretario Político Vente Yaracuy