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En el hombre, como ser integrante del reino animal, hay solo una característica que es capaz de diferenciarlo por completo del resto de los mamíferos. Y esta, es la dimensión espiritual con la que concibe su mundo interior que, a diferencia del resto de los animales, que estando sumidos en la satisfacción instintiva de sus necesidades presentes, no hace más que ir tras su sustento sin planificación alguna.

El hombre, por otra parte, es capaz de planificar, medir organizar y priorizar de qué forma va a organizar su subsistencia. Entre las muchas interrogantes humanas, quizá las más importantes han sido aquellas que buscan dar respuesta a tres cuestionamientos ontológicamente importantes; ¿cómo llegamos aquí?, dónde venimos? y ¿hacia dónde vamos?.

De estas tres ineludibles preguntas surge la institución social más importante de todos los tiempos en la historia de la humanidad; la religión. La palabra religión, tiene el significado de volver a unir, de ahí su etimología latina, religare, de volver a los fundamentos, volver al momento fundacional. En este sentido, la religión es un intento de volver a unir al hombre como efecto, a la Causa Primera.

La religión es una creación interior del hombre, surge como el resultado de sus elucubraciones sobre el origen de las cosas, sobretodo del temor ante el desconocimiento del futuro. Para ello la religión crea la idea de un paraíso futuro, fruto de buenas acciones, lugar de reposo y de recompensas a una vida devota de entrega a la virtud.

También hay un lugar de castigo, en el que los que han sido injustos o aquellos que no han practicado la virtud como estilo de vida. La religión tiene la versatilidad de mutar con el tiempo,el espacio y las circunstancias. Su adaptabilidad tiene que ver con la necesidad de la sociedad en que ésta se desarrolle, además de las necesidades del Estado que piense legitimarla así como valerse a su vez de su propia sanción sacra.

Así vemos, que ante la necesidad de cohesión y de unidad de la sociedad, surge la aparición del castigo eterno como premio posterior a la muerte, por cualquier desobediencia civil o cuestionamiento de los privilegios del clero o de la clase política y gobernante. La religión administra el temor como fuerza de control.

La realidad es que ésta institución social, es la más importante, y una de las más utilizadas en toda la historia, para lograr cierta cohesión social y ejercer dominio de unos hombres sobre otros, en la organización de la política y la sociedad.

Rainer González

Afiliado de Vente Caracas

 

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