Quienes hemos vivido en el estado Sucre presenciando la caída estrepitosa de industrias, comercios y otras instituciones, lo cual ha producido un descenso considerable en la calidad de vida de la gente, no podemos quedarnos de brazos cruzados ante tan amarga realidad.
No existe un solo sector donde no se aprecie un colapso casi total: salud, educación, vialidad, transporte terrestre urbano e interurbano. Transporte marítimo, aéreo, suministro de combustible; descenso en la producción de rubros agrícolas, pesqueros. Destrucción física de los edificios de la Universidad de Oriente (UDO).
Igualmente, cierre de industrias y empresas fundamentales para la generación de empleos, como la ensambladora de vehículos Toyota (2.500 puestos de trabajo directos); Mazorca, fábrica de harina de maíz precocida, marca PAN. (500 empleos); Monaca, molinos de harina de trigo. (250 empleos). Bingo Cumaná, totalmente saqueada, destruida (800 empleos en turnos rotativos); Compañía Anónima Industrial de Pesca, CAÍP, La primera empresa enlatadora del país, fundada en la década de los años 30. Expropiada, y sus instalaciones totalmente destruidas. (1500 empleos); Conservas La Gaviota, Expropiada. No destruida físicamente, pero inoperativa. (1200 empleos); Cannavo, un astillero, flota pesquera, fábrica de hielo. Frigorífico comprado y transformado como Pescalba. A la fecha no ha reparado una sola embarcación, tampoco ha capturado un solo kilogramo de pescado. Se perdieron 300 empleos; Fipaca (Flota Industrial del Pacífico, C.A.). Una flota atunera con muelle, galpones, frigoríficos y barcos propios. Cerrada, inoperativa. (600 empleos directos e indirectos perdidos).
Son muchas las empresas que el régimen ha perdido y que ha terminado de destruir la economía de nuestro estado. Ante esta situación pregunto: ¿Vale o no vale la pena luchar para reactivar estas empresas del estado Sucre, así como otras miles cerradas y/o inoperativas, a lo largo y ancho del territorio nacional?
Coordinador de Comunicaciones, Vente Sucre.
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