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Doña Bárbara y la libertad

Doña Bárbara es la monumental obra del prolífico escritor venezolano Rómulo Gallegos, ambientada en los llanos apureños a principios del siglo XX. Allí encontramos personajes reales y ficticios; la obra se enmarca en el sentido de exponer la civilización vs. barbarie, progreso Vs. atraso y tenía que ser así ya que Venezuela en esa época era un país de preminencia rural, el interior del país carecía de escuelas, el nivel educacional de los venezolanos era realmente primitivo, la mayoría de ellos eran analfabetos pero empezaba a aparecer el petróleo que lo convertiría en un país dependiente de esta riqueza, en un país rentista y una de las causas de llevarnos al actual régimen totalitario que hoy vivimos.

Uno de los personajes principales es Santos Luzardo, personaje ficticio pero que refleja el sentido necesario de la propiedad privada, la justicia, el orden, el respeto y la igualdad ante la ley aunque no compartamos su contenido; así vemos reflejado ello en la siguiente escena plasmada por Gallegos: en un momento en que el peón Antonio Sandoval le cuenta a Santos Luzardo algunos de los desmanes de doña Bárbara en Altamira y le sugiere la conveniencia de reconstruir “la posteadura”, el abogado responde lo siguiente:

– No hay que precipitarse. Antes necesito estudiar las escrituras de Altamira para determinar el lindero y consultar la Ley del Llano.

– ¿La Ley del Llano? -replicó Antonio socarronamente-. ¿Sabe usted cómo se la mienta por aquí?. Ley de doña Bárbara. Porque dicen que ella pagó para que se la hicieran a la medida.

– No tendría nada de extraño, según andan las cosas por aquí -dijo Santos-. Pero mientras sea ley, hay que atenerse a ella. Ya se procurará reformarla.

Como vemos, la obra “Doña Bárbara” nos guía hacia uno de los principios de los derechos universales del hombre: “La ley es la expresión de la voluntad de un pueblo…”. Para Santos Luzardo, la ley es la máxima expresión de la civilización. Al ser una criatura racional, el hombre tiene que actuar obedeciendo la ley. Se trata de la ley moral inscrita en la consciencia del hombre que le impide causar males a los demás. Representa el derecho natural del hombre a la libertad que nos faculta a hacer todo aquello que no perjudique a los demás, por lo que está implícito un alto sentido de responsabilidad individual.

Por el contrario doña Bárbara, personifica la maldad, la avaricia, el odio, el resentimiento, personaje real inspirado en Francisca “Pancha” Vásquez (1878-1931), habitante de las sabanas del Arauca venezolano, aunque no necesariamente parecida en las acciones descritas por gallegos, si reflejan la reciedumbre, la fortaleza y el coraje de la mujer llanera apureña; hoy día incluso mitificada entre los habitantes de las llanuras apureñas.

En honor a la desmitificación podemos mencionar las palabras de Don José Natalio Estrada, hombre reconocido por su reciura y honradez en las sabanas aracaunas: “Yo estaba muchacho, pero me acuerdo de ella y de su vida. Era una mujer “cuatriboliá”. Mi padre la conoció. Ella le decía “primo”, aunque no existía parentesco alguno entre ellos. Tenía mucho dinero, mucha tierra y mucho coraje. Suyos eran tres hatos. Una inmensidad. En uno de ellos llamado “La Ceiba”, que ahora es mío, su padre enterró varias bolsas de morocotas de oro; por eso sería que antes de morir le dijo a doña Bárbara: “no vaya a vender La Ceiba”, pero ella no supo porque. De todas maneras doña Bárbara habría de morirse tiempo después. Una tarde bajó del bongo, ahí mismo, frente a la casa, y le pidió a mi papá que le diera alojamiento, que ella venía muy enferma. A los días murió y mi padre la enterró en este sitio”. De esta manera, hablar de Pancha Vásquez en los llanos apureños es hablar de doña Bárbara como si fueran una misma persona confundiéndose lo real con el mito y la leyenda que rodean al personaje real e imaginario.

Así pues, presenciamos la dicotomía entre “Pancha” Vasquez y doña Bárbara, en la primera, el personaje real, encontramos la humildad, la fuerza, el coraje, la rebeldía, la inconformidad, la dignidad, la libertad y en la segunda, el personaje imaginario, encontramos la injusticia, la inmoralidad, el odio, el rencor, la envidia, la venganza como forma de imponer justicia.

También Gallegos nos muestra en su obra un principio fundamental de la libertad como es la verdad, Gallegos refleja que la verdad puede mas que la razón y ello se ve dibujado en la escena cuando doña Bárbara al enterarse que Santos Luzardo ama a su abandonada y despreciada hija Marisela, se dirije a Altamira presa de los celos y el odio a asesinarla, pero al ver la felicidad de su hija al lado de Santos, abandona el Arauca para ser devorada por el tremedal de la sabana; Gallegos también representa con ello que el triunfo de la verdad es el triunfo del bien contra la maldad.

Entre la Doña Bárbara de Gallegos y el presente no hay diferencia, así vemos al llano sometido al terror y al hostigamiento por parte de grupos guerrilleros, bandoleros y corruptos que aterrorizan al campesino, en la obra de Gallegos es doña Bárbara que equivale a la Venezuela sometida a la crueldad de Gómez, los dos tiranos, el de Gallegos y el actual matan y encarcelan a los opositores que obstaculizan el camino para lograr sus objetivos personales o para beneficiar a su entorno. Hoy un tirano personifica a esa doña Bárbara de principios del siglo XX, pero millones también personificamos a Santos Luzardo y sus ideales de progreso, justicia y libertad.

 

Ramón Alberto Matute

Vente Apure

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