La experiencia de los venezolanos en los últimos 20 años -por limitar el tema- ha sido la opción por un caudillo, alguien que por su fama y cargo de autoridad militar, consideraron era lo que se necesitaba el país. Ese alguien fue la manifestación y la prueba fiel de que siempre la pobreza ha sido un marco referencial como pensamiento izquierdista.
Esto ha sido una piedra de tropiezo para nuestro desarrollo, sobre todo cuando quienes han optado por cargos públicos, siguen ofreciendo regalías de lo indispensable a los ciudadanos a tal punto de que quien gana con el sudor de su frente porque lo merece por sus estudios y profesión lo deslegitimamos o es atacado.
La historia lo ha manifestado, aquellos que dicen luchar y representar a los pobres, son los que mejores viven y son quienes se dan el verdadero lujo, mientras el venezolano de a pie sigue ganándose lo que necesita y con el sudor de su trabajo.
Se necesita alguien que no sea sorprendido por la riqueza, que al llegar al poder sus ínfulas crecen y sus ojos crecen ante majestuosos movimientos financieros tal caricatura vanidosa.
Se necesita alguien que conciba la pobreza como una realidad a la cual se le debe brindar condiciones para llegar a un nivel alto de calidad de vida, alguien que tenga una capacidad de manejar sin ser ambicioso recursos que no le pertenezcan y que según su trabajo sea considerado su remuneración pero que mantenga bien su gestión. Llegar a tener un obrero como representante gubernamental, sin ánimos de deslegitimar ni excluir, puede darse el caso de alguien que sin profesión se supera pero con esfuerzo tal que lo que gana es merecido.
El ciudadano necesita un cambio de chip introducido que considera que tener, que el ser rico o buen nivel o posición económica es malo. Que cada quien gane según lo merezca, según su trabajo y preparación.
Rubén Montevideo
Coordinador de Comunicación de Vente Táchira
@rudabenrio