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(Villa de Cura. 25/11/2021) Recién conversaba con mi madre acerca de la situación del país post 21N, y en medio de la conversación ella me dijo: Cuba lleva en esto más de 60 años, pero Venezuela no es Cuba.

Frase que por cierto, venimos escuchando desde hace más de 22 años. Al principio, se utilizaba para destacar que “nosotros no nos dejaríamos”, porque los venezolanos no somos como los cubanos. Como si solamente se tratara del carácter de las personas por sí solas, y no de comprender la estrategia de sometimiento que estos regímenes han desarrollado a lo largo de su existencia, que por cierto, cada vez perfeccionan más. Afortunadamente, tanto en Venezuela como en Cuba, habemos muchos ciudadanos que sabemos lo que enfrentamos, que no nos sometemos, y seguimos elevando la voz en contra de los que intentan que esa estrategia se concrete del todo. Pero hoy, la frase me motivó una reflexión muy distinta, en la que ciertamente, llego a la conclusión de que Venezuela no es Cuba, sino peor.

No se trata sólo de ideologías. En ese terreno también podríamos hacer un análisis de causas, consecuencias y condiciones. Pero si sólo fuera el tema ideológico, quizá ya habríamos salido del régimen hace rato, pues si algo ha logrado con éxito este sistema es provocar tal grado de hastío en la ciudadanía, que hoy día lo que más se reclama es libertad. Libertad para trabajar en lo que se quiera en la medida de sus capacidades y sus medios, libertad para decidir en torno a su vida, la de su familia, libertad para emprender, libertad para vivir! Pero tampoco es esa la reflexión a la que me quiero referir.

Venezuela no es Cuba, aunque ambos países comparten asesores y estrategas del sometimiento y la miseria. Pero en Venezuela además, confluyen las peores mafias y representantes de la delincuencia internacional organizada, y no lo digo yo, ya el mundo así lo reconoce y lo ha venido denunciando a través de distintas instituciones. Nuestro territorio ha sido “repartido” entre la guerrilla, el terrorismo y el narcotráfico e incluso tienen su “mina” y su parcela nefastos asesores del régimen como Zapatero y la señora Córdoba. Tenemos, a la cabeza del régimen, personajes cuyos prontuarios ya están en la Corte Penal Internacional bajo investigación por crímenes de lesa humanidad, otros vinculados al narcotráfico, y muchos otros que están siendo investigados por corrupción y lavado de dinero.

Ahora bien, todo ese sistema así como está montado, para garantizar su permanencia en el poder ha desarrollado sus propios nodos y brazos de acción dentro del liderazgo político que se ha autodenominado opositor. Y también están claramente identificados. En este punto vuelvo a la conversación con mi madre, que afortunadamente no necesita leer a profundos analistas políticos para que su sentido común le diga lo que también nosotros afirmamos: no hay solución posible para Venezuela ni con cómplices, ni con corruptos, ni con el régimen en el poder.

Por eso, cuando decimos hoy: Venezuela no es Cuba, es peor, lo hacemos como un llamado de alerta a los que ven en lo ocurrido el reciente 21N algo “positivo”, “un retorno a la política”. Con todo respeto, creo que están cayendo abiertamente en la estrategia del régimen, que busca inducirnos a que nos conformemos con “el menos malo”, sin analizar que nos están hablando de delincuentes, de los diferentes grupos que mencioné más arriba. Es decir, todo lo que rechazamos para nuestro país. Es el mismo argumento que por cierto hace unos meses escribí en otro artículo, refiriéndome al estilo antiguo de hacer política: “sí, yo sé que roba, pero al menos hace algo”. Es inaceptable.

Venezuela está llena de gente decente, trabajadora y buena, que quiere desesperadamente una solución para su vida. Eso no solo es lógico, en nuestra situación es hasta cuestión de sobrevivencia. Ahora bien, dado todo lo que hemos vivido en estos largos casi 23 años, ¿de verdad pensamos que esta gente que se autodenomina oposición y dice haber triunfado representará los valores que queremos para nuestro país? ¿Honestamente creemos que harán algo por salir definitivamente de este régimen que les ha dado cargo y recursos para vivir cómodamente? Yo estoy convencida de que eso no existe, y por eso, aunque duela pensarlo porque implica tiempo que el país no tiene, lo rechazo rotundamente. No me conformo.

Por todo lo anterior, Venezuela no es Cuba, es peor, por la urgencia que implica que intenten que nos acostumbremos a vivir entre delincuentes. Por eso no tenemos otra opción que seguir luchando por la libertad verdadera, la que nos habilitará para hacer lo que soñamos en este país y para este país. Y eso no será posible con esta dirección política que forma parte del problema, que se ha habituado a cohabitar y a trabajar junto al régimen, sin importarle delitos, ni crímenes, ni nada.

Es imperativo que exijamos una nueva dirección política, decente, que no forme parte de la maraña delincuencial que hoy convive con el régimen. Una nueva dirección política que arraigada en los valores y principios de la república, que esté convencida de que sí hay un futuro próspero para Venezuela, en libertad, que significará bienestar para el ciudadano, y que en definitiva nada tiene ver con conformarnos hoy con “lo que hay”. Es una tarea urgente. Ya ellos nos han hecho perder demasiado tiempo.

Catalina Ramos

Coordinadora Nacional de Asociaciones Ciudadanas de Vente Venezuela

@caramos61