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El diccionario de la Real Academia Española define al buenismo como “una actitud de quien ante los conflictos rebaja su gravedad, cede con benevolencia o actúa con excesiva tolerancia”. Mientras que el diccionario de Oxford lo define como “una actitud política y social que consiste en defender los mejores valores de las relaciones humanas, como la tolerancia y la solidaridad, e ignorar sus aspectos negativos de forma poco pragmática”.

La primera declaración que anuncia los acuerdos parciales alcanzados en la supuesta mesa de diálogo y negociación sobre Venezuela reunida en Mexico, tiene muchas de las actitudes que caracterizan al buenismo. Veamos.

La declaración oficial de los buenistas negociando en México empieza por reconocer lo que todos los venezolanos ya sabíamos: El Esequibo es de los venezolanos, ¿o es que alguna de las partes no lo reconocía?. Luego en el documento no se hace mención alguna a la libertad de los presos políticos; que bien pudo haberse esgrimido como condición previa para obtener una manifestación de buena fe, de la disposición del régimen a lograr una solución para el país que termine con el sufrimiento de los venezolanos, pero no fue así.

En el documento tampoco se abordó el tema de las condiciones para la realización de unas elecciones libres y competitivas, a pesar de que está convocado un evento electoral para el próximo 21 de noviembre, para el cual están lanzados buena parte de la dirigencia en las regiones, de los partidos que forman parte del gobierno interino y de la plataforma unitaria; quienes paradójicamente marchan a contracorriente de lo que Guaidó recurrentemente nos recuerda: que no hay condiciones para acudir a un proceso electoral. Esto constituye una rebelión para desconocer al interinato.

No crean que vamos a comprarles el cuento de las vacunas. Estás ya estaban siendo tramitadas, por lo cual no puede atribuirse cómo un logro surgido de esa mesa de negociación; de ser ese el caso, entonces quedaría implícito que el régimen nos mantiene como rehenes (cosa que es cierta, somos sus rehenes), lo cual significaría otro delito de lesa humanidad, y ustedes se prestaron para lavarle la cara con esa declaración.

Lamentablemente debemos entender que ustedes claudicaron, se entregaron, se rindieron hace mucho tiempo, y el colmo es que nunca han logrado entender el porque los ciudadanos dejaron de acompañarlos a las convocatorias. La gente abandonó las calles y dejó de seguir sus lineamientos, pero se mantiene firme reclamando sus derechos, cosas que hacen sistemáticamente los trabajadores y ciudadanos, quienes hoy empobrecidos como nunca, son los esclavos del socialismo del siglo XXI, que por cierto es el mismo socialismo del siglo XX, que ha fracasado en cada lugar y en cada oportunidad que ha sido intentando, pero ustedes creyentes de esa corriente de pensamiento, creen que con ustedes el socialismo si funcionará, se equivocan.

Es tiempo de dejar atrás esos dogmas ideológicos, ustedes se quedaron sin ideas, pero también sin agallas, además se creen una élite superior, con patente de corso para seguir conduciendo a quienes aspiramos vivir en libertad, a pesar de habernos traído de derrota en derrota. Ustedes han sido incapaces de rendir cuentas y reconocer sus errores, por esa razón los ciudadanos se cansaron de que los trataran como subnormales, cuando en realidad para la gravedad por la que atraviesa el país, es al revés, ustedes no tienen lo necesario para llevar el barco a buen puerto y salvarlo de esta tormenta de adversidades. Y cómo bien expresó Seneca alguna vez: “No hay viento favorable para el que no sabe para dónde va” y ustedes perdieron la brújula hace mucho tiempo.

Mención especial merecen los aspectos relacionados al control de activos, y del anuncio para que en una próxima cita supuestamente se aborde la reorganización del sistema de justicia, que tiene un tufo a que es un ardid para llevarlo a la Corte Penal Internacional para interrumpir el proceso que allí se adelanta y radicar la causa en Venezuela, para garantizar la impunidad. Eso es lo único que ha surgido del diálogo de México, lo cual me hace pensar que más que una mesa de negociación, esa es una mesa para las transacciones. Así estimado lector como ya habrá deducido, el buenismo no es bueno y los buenistas, son muy malos.

Ojalá me equivoque, pero lo que he visto hasta ahora no me permite confiar en esa instancia, lo único que parece estar claro, es que nuevamente se convertirá en un trapiche para moler los menguados liderazgos de quienes allí le sirven de comparsa al régimen, que Dios los perdone.