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2020MéridaOpinión

¿En qué confiamos? ¿En quién confiamos? El futuro comienza hoy y para cada venezolano es urgente labrarlo – Por Abraham Sequeda.

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Es asombrosa la capacidad del venezolano, de sobreponerse a las adversidades de salud, alimentación, pérdida de su patrimonio, fractura de su familia, servicios en ruinas e instituciones a su mínima expresión y muchas inexistentes.

La población ha comprendido que debe buscar alternativas viables a futuro sobre todo para mantenerse vivo y sano. No ha encontrado en el ámbito de la política tradicional, jerarcas y mucha dirigencia, una respuesta y salida al conflicto actual.

Nuestras fuerzas están destinada a mejorar el ingreso personal y depender cada vez menos de la influencia del Estado, de programas sociales. En la práctica, el espíritu liberal de muchos ha salido a flote, su poder humano, sus capacidades individuales, están siendo puestas a prueba. En el nicho de la política: las trampas, mecanismos ineficaces y viejos paradigmas que llevaron a la ruina al país, están en vías de extinción.

En un entorno de verdaderas libertades económicas por venir, la germinación de ideas, la preparación de precursores para el desarrollo como propuestas hacia la construcción de nuevos paradigmas, es la mejor demostración del ascenso de una nueva organización política. Es totalmente nula, la incidencia de la patología partidista, sectaria, arrogante y orientada al lucro solo por ostentar cargos públicos en las instituciones del estado, y son objeto de repulsión de los ciudadanos.

Es el momento entonces donde vale la pena preguntarnos todos. ¿Cuál es la percepción de futuro para el país, que hoy tenemos? ¿Cuál es el problema que estamos tratando de resolver aquí? ¿Qué podemos hacer cada uno desde nuestras actividades cotidianas para alcanzar la anhelada libertad y prosperidad?

Esto no podrá ser por medio de un gobierno en funciones de Estado: controlador, déspota y tiránico. Las metas que nos hemos trazado, que no es más que el bienestar de todos. se alcanzará, sólo con una sociedad absolutamente libre, responsable y solidaria. ¿Debemos confiar ciegamente en alguien? Lo conveniente sería confiar primero en sí mismo, en las capacidades que tenemos cada uno de nosotros para superar circunstancias adversas, razonar, pensar, establecer criterios para así dibujar y concretar mejores situaciones para el país.

 

En nuestras manos está combatir los elementos que mantienen al régimen, y deshacernos para siempre de una forma obsoleta y dañina de hacer y de ejercer cargos públicos, sabiendo que no es por una persona, no es por un grupo que se va a hacer el trabajo, sino que va a ser resultado del esfuerzo honrado en conjunto de todos sus habitantes: del trabajo diario, de las iniciativas humanas.