Una vez más recurrimos al diccionario de la Real Academia Española de la lengua con la finalidad de delimitar el presente enfoque integrado por dos conceptos cuyo contenido por lo muy conocido pareciera no despertar la atención ante la profundidad que la conjugación de dichos términos implica: REHACER EL ACCIONAR POLITICO EN VENEZUELA. De tal manera, al explorar el vocablo «rehacer» (dle.rae.es/reahacer) encontramos cinco (05) aspectos a considerar:
1. Volver a hacer lo que se había deshecho, o hecho mal. 2. Reformar, refundir.
2. Reponer, reparar, restablecer lo disminuido o deteriorado.4. Reforzarse, fortalecerse o tomar nuevo brío.5. Serenarse, dominar una emoción, mostrar tranquilidad.
Por su parte, el término «politica» (dle.rae.es/politica), entre otros aspectos establece lo siguiente: 1. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados. ‖ 2. Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos. ‖ 3. Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto o de cualquier otro modo. Los contenidos en cita exigen el anclaje de valores y principios en una ciudadanía formada en función de la Concepción de la democracia como sistema de gobierno ejercido en un marco de libertades consono con el anhelo de bienestar, procurando que de este modo el individuo no se permita que nada ni nadie le arrebate lo que ya ha asumido como propio siendo capaz de luchar aguerridamente contra todo aquel y aquello que amenace lo logros alcanzados sin claudicar jamás.
En este sentido, es necesario conocer lo que abarca el fenómeno político, determinar que aspectos no se corresponden con el mismo y en consecuencia generar la acción dirigida a REHACER lo mal hecho. En lo práctico puede comprender situaciones complejas cuando estas, debido a la banalización del fenómeno pudiera convertirse en algo etiquetado de «normal» como ocurre con la CORRUPCIÓN. Aquí hay que citar por ejemplo para las nuevas generaciones, que en la oportunidad de la campaña electoral de 1983 de alguna parte se dejó correr la propaganda que decía que «con AD se vive mejor» y con ello, una conseja que indicaba algo así como que «los adecos roban y dejan robar».
Es de comprender entonces como el fenómeno «corrupción» se hizo no solo del dicho sino agresivamente del hecho, echando por tierra aquel refrán: «del dicho al hecho hay mucho trecho». En este caso no. Con lo anterior se hizo de la acción política una forma de comportarse respecto a la cual, quien no actuara al ritmo del «cuanto hay pa’ eso», «a mi que me pongan donde hay», «quítate tú pa’ ponerme yo», pasó a formar parte de un absurdo «folklor criollo» mejor mencionado como populismo al modo de negocios inéditos en el marco del hecho político venezolano. También es oportuno destacar que ese juego ha contado con una basta burocracia propia de un aparato de estado gigantesco, deforme y derrochador. Aqui surgen inquietudes que nos llevan a preguntamos:
¿Acaso eso no era detectable, conocido, verificable y solucionable?
¿A quién le interesaba que semejante desastre en la administración pública ocurriese ante la vista de la gran cantidad de activistas políticos y tecnócratas en todos los niveles donde eran silenciadas las voces de los pocos que se atrevían si acaso a opinar?
Entonces rehacer lo mal hecho no es tan sencillo, más no imposible cuando se pone de manifiesto la profunda voluntad de reacomodo. Esto exige un individuo y una ciudadanía conocedora de sus necesidades, derechos y deberes conjugadas con responsabilidad, capaz de actuar para quitar del camino todo lo que no cumpla con los elementos integrantes del ejercicio de la función pública para lo cual se exige formación en y para el propósito político y con ello, de una acción organizada. He aquí estos aspectos claves.
Asdrúbal Romero Silva
Abogado, Msc. en Ciencias Penales
Coordinador Estadal de Formación de Cuadros
@AsdrubalRomer16