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En primer lugar, quisiera intercambiar con ustedes ideas y comentarios en momentos en que los cambios en el sistema internacional, nos hablan de discusión, de un nuevo orden mundial en contextos de reconfiguración, de paradigmas acompañadas de realidades como la emergencia humanitaria, económica y social la cual impacta en nuestras regiones produciendo cambios y reacomodos en las relaciones de poder mundial regional, local, y hasta personal, pues el individuo es el constructor de posibilidades, capacidades de transformación y de construcción de la sociedad.

Valorar el impacto de estas transformaciones en el Estado Apure era impensable años atrás, dado que carecíamos con excepciones de herramientas teóricas para acercarnos a establecer la relación de la parte en el todo y viceversa, en ese sentido, la dinámica política interna decidía en su aparato político burocrático el papel que a estados como Apure le correspondía en el contexto nacional, que no fue otro en los últimos años que ser un estado ganadero y agrícola primario, sin posibilidades de agregar valor a nuestras propias potencialidades agroecológicas.

La nueva realidad nos induce de nuevo a preguntarnos: ¿Cuáles son las opciones de desarrollo del estado Apure? Si la respuesta a esa interrogante la buscamos en el plan país, allí no encontraremos ni siquiera en las propuestas, una valoración de nuestro peso geopolítico y geoestratégico de cara a una visión compleja de seguridad agroalimentaria, ni el papel o garantía de seguridad territorial, al contrario, simplemente nos vemos allí como proveedores de recursos agrícolas y ganaderos y no como una ecorregión. La región llanera está necesidades urgentes de saber ¿Adónde vamos? ¿Qué queremos alcanzar? ¿Cómo lo vamos a lograr? ¿Qué debemos hacer? Para dar respuestas a estas interrogantes es necesario estar claros en la dinámica que se desarrolló en el mundo y conciliarlo con nuestro reto para la transición política en Venezuela.

La transición implica el paso de un sistema político a otro; en lo económico, consiste en establecer si en este nuevo paradigma de desarrollo, las tendencias presentes nos señalan la probabilidad de diseñar el desarrollo armónico del estado Apure, su modernización económica y social, o si por el contrario, aunque nos sea favorable con el nuevo gobierno, seguiremos en la “reproducción dependiente” de intereses que nos ven sin posibilidades ni capacidades en el Estado Apure, más allá de suministrador de recursos.

Lo anterior implica una estrategia local sobre responder ¿Cuáles son nuestras prioridades para lograr estructuralmente un desenvolvimiento pleno de nuestras potencialidades y capacidades socio productivas?

Ello nos convoca a luchar para no seguir siendo una región con los más altos índices de pobreza extrema, es decir subdesarrollada dentro del subdesarrollo, sin posibilidad de superar nuestras limitaciones.

En ese sentido, existen al menos tres grandes Tableros, a considerar a la hora de hacer un análisis de nuestra realidad. En primer lugar, la comprensión de la ontología, es decir, la manera de pensar del mundo en un contexto de pandemia, allí debemos responder a la pregunta: ¿Cómo ven y piensan que es el mundo que tenemos, los actores internacionales? Un segundo tablero que intentará responder a ¿Cómo ven la posibilidad de transición política, actores como Rusia, EEUU, China, Irán, Grupos Narco Terroristas y otros actores? Y finalmente, un tablero nacional en el que se establece la relación del tablero internacional con el nacional, y local, especialmente sobre la interrelación de las dimensiones sociales ¿Cuál modelo de Desarrollo? Y como construir una élite política con visión geopolítica y geoestrategica del Estado Apure.

Tablero I. 

La existencia de una pandemia como el coronavirus nos sirve de ejemplo perfecto para comprender la relación del sistema internacional como un todo holístico, superior a la suma de las partes, en el sentido de que nadie escapa por muy aislado y lejano a la posibilidad de infectarse. El ejemplo teórico más conocido e importante que explica cómo sucede, es tal vez el “efecto Mariposa”, cuyo planteamiento puede resumirse así: “dadas unas circunstancias peculiares del tiempo y condiciones iniciales de un determinado sistema dinámico caótico, cualquier discrepancia como una variación pequeña de datos, acabará dando lugar a una situación en que ambos evolucionan en ciertos aspectos de manera completamente diferente, una riquísima variación genera efectos grandes», (Teoría del caos).

Por otra parte, en conexión con lo que conocemos como las teorías del caos su representante el premio nobel Ilya Prigogine con su teoría acerca de las estructuras disipativas, plantea que el mundo no sigue el modelo de las agujas de un reloj, previsible y determinado, sino que tiene aspectos caóticos.

Dichos principios ha impactado en las distintas concepciones de las relaciones internacionales generando intensos debates epistemológicos en la que están presente los nuevos paradigmas postpositivistas, así podemos comprender la dinámica del mundo y las visiones que imperan, como por ejemplo, el paso de un sistema bipolar surgido de la segunda Guerra mundial a uno multipolar en que cambia especialmente con la caída del muro de Berlín la estructura del sistema internacional, haciendo surgir nuevas potencias en la que se destaca China. Pero también nuevos actores que empiezan a visibilizarse, son actores no gubernamentales con amplia capacidad financiera, monetaria, militar, añadiendo nuevas formas de articulación internacional y más complejidad al concepto de poder. La globalización, la interdependencia, y las relaciones de poder permitió que en ese contexto para el caso venezolano, actores como Cuba, Irán, China, Corea, Vietnam.

Por otra parte, surgieron redes de las organizaciones terroristas, grupos guerrilleros, mafias vinculadas al contrabando de minerales y recursos estratégicos compartieran cuotas de poder que podemos monitorear como elementos de influencia a la hora de recomponer lo que queda de Estado de Derecho. Allí en ese tablero, la guerrilla, sus alianzas con el narcotráfico y los colectivos, son elementos de alta influencia en el caos que vivimos.

Los recientes hechos ocurridos en nuestra frontera son las manifestaciones de un modelo donde ya no podemos ver los acontecimientos actuales con la versión simplista de lo interno y lo externo, por el contrario, tenemos que aprender a tener una visión sistémica del entramado de relaciones que funcionan como una red. Es tal vez uno de los retos más inmediatos de partidos como Vente Venezuela, construir un nuevo paradigma para poder leer la nueva realidad. En ese contexto y ante la posible transición, quisiera preguntarles ¿Estamos preparados para asumir la conducción del Estado? O viviremos resignados a que los actores de siempre sean los que sigan usufructuando un poder que ya no controlan sino en algunos escenarios muy reducidos.

En la próxima entrega, seguiremos plasmando las ideas restantes…

Freddy Jabano
Internacionalista
Coordinador organización Vente Apure