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(Los Teques. 02/06/2021) La propiedad privada es un derecho humano, así la constitución con sus orientaciones «socialistas» haya querido matizarla. Pero surge la idea de implementar las Zonas Económicas Especiales (ZEE) para atentar nuevamente contra ella. Este proyecto de ley en estudio para su aprobación por la Asamblea Nacional espuria, del régimen, representa otra evidente forma de violación a la propiedad privada y a las libertades económicas y comerciales, que se verán más maniatadas. Las ZEE son otra forma de expropiación no tan disimulada.

Echarle mano directamente a la producción y el comercio es la intención primordial de esta ley en gestación. Además, implica la dominación por zonas geográficas. Así quien tenga su terreno productivo, su fábrica, sus empresas y hasta su comercio (incluye el electrónico) queda expuesto en razón de la posible pérdida de su propiedad. La producción y el comercio, dos fracasos evidentes en manos del régimen que ha acabado por completo cada empresa productiva que ha tocado (los ejemplos abundan y sobran) se verán comprometidos seriamente desde el momento que esa ley circule en la «Gaceta Oficial».

Hasta los consejos comunales tendrán que ver con las ZEE. O sea, será una toma más completa regional, zonal, de la producción y el comercio. Representa también la entrega a otros países de economía moderna y dinámica, según el proyecto, como China, Vietnam y Corea de parte sustancial de nuestro territorio y de los parques industriales, por diez años. Aplicarán «cadenas productivas». Supongo que todos tenemos claro lo que significan cadenas para el régimen del terror. Irán sobre los «Distritos motores» y los «parques industriales». La libertad económica, de creatividad para empresas productivas y del comercio, se verá seriamente comprometida, por cuanto los decretos de las ZEE son potestad única del presidente de la República, previo estudio de factibilidad. Ahí empieza y termina la cadena. Los empresarios y comerciantes deberán cancelar, en caso de ser afectados por una zona de éstas, el pago de cada uno de los obstáculos de la cadena que les permitan llegar hasta el mayor. Todo enrojecido, por cierto, en el camino. El concepto de empresa privada se transformaría en empresa comunal, mixta, extranjera. Además, otros países (no todos porque las sanciones impiden a quienes quieren comerciar con o en los EEUU, por ejemplo, establecer relaciones con el régimen venezolano) podrán contar con la mano de obra esclavizada más barata del mundo.

En las ZEE no se podrá comerciar los rubros producidos y las mismas incluyen el turismo y las zonas francas. Despedazados, más esclavizados y las manos del poder despótico en las empresas y el comercio, junto al proyecto de ciudades comunales, invasivas de empresas y comercios, de la producción y la venta.

En fin, el régimen del terror necesita urgente financiar sus tropelías y para ello resulta fundamental hacerse de todo aquello que sea productivo o que implique posibilidades de entrada de recursos frescos que le urgen. Para ello no se parará en delicadezas como la propiedad privada, la libertad económica, la libertad sindical o de asociación. Arrollará cuanto consiga a su paso, como suele hacer, con tal de obtener su propósito: dinero para sostenerse. Ese proyecto de ley debe ser repudiado por la sociedad venezolana en pleno y, mucho más por el empresariado nacional que no querrá compartir con las garras del régimen su trabajo productivo, sus propiedades, de tantos años, ya de por sí limitados y condicionados.

William Anseume