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Sorprendidos quedaron todos los milicianos que custodiaban las instalaciones del Palacio de Miraflores al ver la llegada de una persona con una estatura de casi dos metros y una gorda contextura que se les hacía conocida. En algún lado hemos visto a ese señor, comentaban los guardias.

– Claro, que lo conocía, dijo uno. Es mi pana Steven Seagal. Soy su fiel admirador. No me he perdido ninguna de sus películas. Bienvenido Sensei, fue su inmediato saludo.

Sus compañeros de guardia quedaron con la boca abierta al ver a sus camaradas manejando con extrema soltura el idioma japonés y, de inmediato, le dijeron que querían un autógrafo y un selfie con el tipo. Cuando ingresó al despacho presidencial, Seagal comentó en voz alta “Este Dojo si está bonito” y, dirigiéndose directamente a Nicolás, le dijo “ohayou gozaimasu”, quien tardó en responder porque el traductor no entendió lo que dijo el visitante. El traductor le susurró algo al oído y al fin Nicolás balbuceó “Sensei Ni Rei” para saludar al visitante. Revisando con su mirada el Dojo presidencial, el sensei Seagal logró precisar un “Shomen”… Perdón, Steve, interrumpió Nicolás, no es un “hombre show”, sino nuestro Líder Único.

-Yo lo sé, señaló rápidamente el Sensei.
Dije “shomen” y no “show”, mejor es que usted se busque un mejor traductor. Permítame explicarle que “Shomen” es un lugar de honor del Dojo donde se coloca el retrato del fundador, caligrafías simbólicas, entre otros, también llamado “Shinza”.

Terminado el protocolo de bienvenida, pasaron a los temas importantes.

-Mi protector Putin me dijo que le prestara toda la ayuda requerida para la superación de cualquier tipo de problema, dijo el Sensei Seagal.

-Gracias, camarada, creo que usted me puede ser muy útil por su experiencia en la lucha contra el crimen organizado, en el combate contra “El Coqui” que me tiene la piedra afuera.

-Pero, el Coqui, tengo entendido es una ranita de Puerto Rico y no entiendo, ¿qué problema pueda causarle?

– ¿Ranita? No es. Es un rolo de malandro que tiene azotada a toda la Cota 905 aquí en Caracas.

-Ahhhh, entiendo. Creo que la solución es una Katana.

– ¿Una qué?

-Katana, camarada Nicolás, es una espada japonesa tradicionalmente utilizada por los “Samurais” y le traje una de regalo.

-Perooo, yo no sé manejar esa vaina y el “Coqui” tiene armamento de última generación. Además, balas derrotan a espadas.

-Tranquilo, que estoy aquí para resolverle sus problemas. Al igual que el pana hollywoodense, Danny Glover, le propongo que me financie la realización de una película, en la cual usted sea la estrella que derrota a la banda de El Coqui con su espada Samurai. Bruce Willis, Sylvester Stallone o Jean Claude Van Damme quedarán como niños de pecho a su lado.

-Me gusta esa propuesta, vamos a darle, Sensei. ¿Qué necesita?

-No quiero ser exigente. Me conformo con lo mismo que le asignaron a Glover por su película sobre El héroe de la independencia haitiana Toussaint Louverture.

-Me acuerdo que la idea original fue de nuestro Líder Único, con un aporte inicial de 18 millones dólares y yo terminé de pagar la asignación con otros 10 millones. Vamos a darle play, amigo Sensei. Acto seguido, ordenó el pago de 28 millones de dólares.

– Domo Arigato Gozaimashita (forma respetuosa de decir muchas gracias en japonés), fue lo que dijo Seagal antes de retirarse con su cheque en la mano. Ya en el carro, logró secarse el sudor de la frente generado por la inquietud de pensar que le hubiesen señalado que Danny Glover se fue con la cabuya en la pata y nunca hizo la película prometida.

Más adelante, dentro de un año, me declaro en bancarrota porque perdí todos mis bienes en los múltiples juicios que tengo por abuso sexual, y no tengo que entregar cuenta por ninguna película.

Llamó la atención de todos los presentes que, mientras se dirigía hacia la unidad de transporte, el Sensei vociferaba una consigna en japonés:

“Koki ari matawa koki nashi de o tanoshimi itadakemasu” – (Con Coqui o sin Coqui, gozaremos).
Al salir del Dojo presidencial, hizo una reverencia y un saludo marcial: “OSS”.

Domo Arigato Gozaimashita, Jesús Elorza, Vente Aragua