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Dígame querido lector, si en los últimos años no ha leído, escuchado e incluso dicho, que sólo en libertad es posible ______. Lo que sea, complete usted la oración llenando el espacio en blanco. ¿Le resulta conocido?

Quisiera compartirles mis reflexiones en estos días, en medio del ambiente tan aparentemente complejo que vivimos en el país, particularmente en el mundo político. Porque en el no menos importante mundo del ciudadano de todos los días, la realidad es muy dura, pero muy clara: «tengo que salir a buscar el sustento para mi familia, tengo que cuidar mi salud y la de los míos, porque el sistema de salud es inexistente, tengo que guapear para seguir adelante, porque nadie más lo hará por mí«.

Volviendo al mundo de lo político, hay que reconocer que no es fácil seguir el pulso de los acontecimientos, como dirían los periodistas de antes. Porque un día la mayoría de opinadores, líderes políticos, sociedad civil organizada, declaramos a la Asamblea Nacional del 6D como ilegítima, e incluso celebramos que una gran parte del concierto internacional de demócratas apoyaran nuestro planteamiento, y poco tiempo después, algunos de esos personajes nacionales aplauden como «un primer paso» el hecho de que esa misma Asamblea Nacional designe un «nuevo» Consejo Nacional Electoral, para «despejar el camino a la democracia». No en vano en algunos países no nos toman muy en serio.

Permanentemente una parte de los ciudadanos increpan a los políticos preguntando cuándo y quiénes conformarían esa fuerza internacional que necesitamos para, junto a nosotros, sacar al  régimen, y más tarde, comienzan a aplaudir ese CNE como «un primer paso», que por cierto, va en sentido totalmente contrario a lo que se había afirmado semanas atrás, y que en forma abierta resta fuerza y credibilidad a lo que se había construido ya. En el mundo internacional demócrata, serio y organizado estarán tratando de dilucidar en qué estamos pensando los venezolanos, sin entender nada, y con razón.

Ahora bien, volviendo a la pregunta que titula este artículo, en mi opinión, la razón de fondo por la que algunos conciudadanos tienen genuinas dudas en relación a esta situación del CNE, es porque quizá nos hemos enfocado demasiado en discutir y plantear el corto plazo -la sobrevivencia obliga la mayoría de las veces- y no hemos sabido persuadir o interesar a la ciudadanía en función del futuro en el que soñamos, el que queremos para Venezuela, en torno al cual estamos conjugando los mejores talentos, y sobre el que trabajamos intensa y profundamente, sin descanso.

Y más se afianza mi argumento cuando comparo lo que vivimos con cualquier proceso para desarrollar alguna empresa o proyecto que en la vida nos planteamos lograr con honestidad y esfuerzo. Sabemos que es un trabajo de largo alcance, en el que hay que superar muchos obstáculos, pero también sabemos que si no nos desenfocamos, si cada día hacemos bien lo que hay que hacer y avanzamos, lo lograremos con éxito, nuestro proyecto se hará realidad. Es así, centenares de miles de ejemplos han sido y son así.

Entonces, creo que lo más difícil en este caso es transmitir la dura realidad: para alcanzar la libertad, que nos permita transformar a Venezuela en una República próspera, luminosa, moderna y vanguardia de la región, requerimos salir del régimen, y la ruta para salir del régimen requiere foco en la meta, confianza, comprensión del problema, articulación con los que piensan como nosotros, y explicar cada día, cada minuto y en cada lugar, a qué nos enfrentamos, que no podemos solos, pero que no descansaremos hasta lograrlo y que cada día hacemos lo que a cada uno según su rol le corresponde hacer. Estamos en medio de una guerra híbrida, en la que somos el epicentro de una red de mafias transnacionales que quieren ampliar su poder en la región, que no saldrán por las buenas, y que no tenemos en el país ni ley ni instituciones para provocarlo solos, por eso requerimos ayuda de las democracias fuertes del mundo. Ni más ni menos.

Transformar a Venezuela en una Tierra de Gracia, donde cada ciudadano cumpla su sueño, y todos seamos ricos de verdad, es nuestro norte, el motivo de nuestra gesta, la razón del esfuerzo de cada día, la causa justa a la que nos dedicamos. Lo hacemos por cada uno de nosotros mismos, por nuestras familias, pero también por la convicción profunda de que es la gran oportunidad de la ciudadanía, y de la prosperidad para Venezuela. Pero claro, para ello se requiere alcanzar la libertad, y ya sabemos lo que eso significa, lo acabamos de explicar más arriba.

Cuando asumimos esa realidad de verdad, la comprendemos desde lo profundo, la internalizamos, hay que reconocer que da vértigo, porque por supuesto que querríamos que fuera más fácil y mucho más rápido. Pero en el momento que lo entendemos, nos damos cuenta de que todo lo que nos desvíe del logro de la libertad es pérdida, es distracción innecesaria, es tiempo que desperdiciamos nosotros y gana el régimen. Es más tristeza, más miseria y más desolación para nuestro país.

Por eso la libertad. Porque ese es el faro. La luz que nos guía en este camino duro, pero en el que transitamos acompañados de miles, millones de conciudadanos que, como nosotros, están seguros de que, con ella, nadie nos detendrá en nuestra determinación de transformar a Venezuela con nuestras propias manos.

 

Catalina Ramos.

@caramos61.

Coordinadora Nacional de Asociaciones Ciudadanas.