Para gobernar de verdad, se debe sentir el latir del propio corazón de los ciudadanos, eso significa entender las certidumbres dogmáticas y valorar la vida pública como un terreno firme. Este comentario, es para los que aún afirman que ir a votar por unas elecciones regionales y municipales bajo las mismas condiciones del 6D, es la vía para salir de la crisis.
Durante años este régimen ha demostrado ser un Estado forajido, eso no lo hace débil, cuenta con la fuerza militar y el secuestro de las instituciones, ha acabado con la libertad individual, la seguridad personal, ha violado la propiedad, la libertad de industria y de trabajos, el respeto de domicilio, la expresión libre de pensamiento, el derecho de reunirse pública o privadamente sin armas, provocó la migración de 6 millones de venezolanos. ¿Qué más pueden hacer?
Todos queremos elegir y vivir en democracia, pero de nada nos sirve que el régimen entregue 6, 8 o las 24 gobernaciones mientras se designa desde el Estado central un «protector» que cumpla las mismas características del supuesto gobernador electo, amparados por la anarquía del Estado comunal.
Quienes aún conscientemente corremos peligro del destierro y todo lo que ha representado este régimen criminal durante estos 22 años, entendemos la gravedad del asunto y en donde nos encontramos actualmente, parece que hemos llegado a un callejón sin salida, esto producto a las malas decisiones de la dirigencia política nacional y el no haber escuchado el clamor de un pueblo.
La buena noticia, es que aún creemos que como oponente somos igual o incluso más poderosos que lo que ellos han manifestado ser. La fuerza ciudadana, en definitiva, ha decidido ser libre y entendió que está lucha es por el mañana, por supuesto que queremos elegir, pero de verdad, como lo establece la constitución; por supuesto que queremos elecciones generales. Salir de maduro es acabar con el desgobierno.