Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

(Bogotá. 13/04/2021) Esta es la caracterización que hace un amigo cercano en relación al régimen.  Todo socialismo es autócrata. No hay experiencia marxista en el mundo que no la haya sido y para muestra un botón: Venezuela. Faltando poco, toda autocracia se aprovecha de las circunstancias angustiosas de los pueblos que pretende sojuzgar. Y, en tiempos de pandemia, ejerce un control férreo de las vacunas que previenen el Covid19, convertida en una perversa arma para prolongarse en el poder.

Por mucho que se muera la gente en las calles y en su propia casa, Maduro controla y desea controlar cualesquiera productos farmacéuticos que curen o alivien los males. Monopoliza las vacunas y no las distribuye sino entre los colaboradores más cercanos. Claro está, las más caras y fiables. Para el perraje del chavismo, uno que otro dirigente, por aquí y por allá, las pruebas cubanas de dudosa calidad. Nada más injusto, socialmente injusto, que el socialismo del siglo XXI que hace de las vacunas toda una pieza de mortal artillería.

El presidente encargado, Juan Guidó, afectado por la enfermedad, hallándose él mismo en el campo de batalla, como no están Maduro y sus secuaces, tomó una decisión importante. Más de seis millones de vacunas que no pueden entrar al país, fueron adquiridas por el interinato. La usurpación a toda costa impide que entren al país. Y, como dice otra amiga cercana, para que entren debe primero salir Nicolás y su gentuza de Miraflores.

Juan Pablo García