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Guama, la pequeña Atenas, siempre generosa, firme y resiliente:

Queridos paisanos, vivimos tiempos duros física, material y emocionalmente. Ante esta situación, estamos llamados a dar lo mejor de cada uno de nosotros como seres humanos, como ciudadanos, como vecinos, como dirigentes políticos y sociales y también como funcionarios públicos que compartimos un mismo espacio de convivencia.

En momentos de crisis, cuando todo parece colapsar y nos aferramos al Dios de nuestras creencias, a nuestras familias, a nuestros vecinos y a nuestros afectos, resulta lógico que también acudamos a los dirigentes políticos y sociales y, más aún a quienes tienen responsabilidad de Estado, en la búsqueda del cumplimiento de su promesa, la cual no es otra que la solución de los problemas que nos aquejan.

En este momento, nuestro mayor anhelo como país, estado y municipio no es otro que la sanación de nuestros enfermos, el regreso de nuestros hijos y la reconstrucción de nuestra amada Venezuela.

Como hija de Guama, y consciente de mi responsabilidad ciudadana al asumir la política como oficio y al haber ocupado cargos de funcionario público y de representación popular, me siento obligada a emitir opinión en torno a los últimos acontecimientos acaecidos en mi pueblo. En este sentido y con el interés de contribuir a clarificar lo que debe ser nuestro rol en estas circunstancias, quiero expresar lo siguiente:

1.-Ante el incremento de casos de Covid-19 en el país, que en las últimas horas ha tenido consecuencias dramáticas en Yaracuy y sobre todo en Guama, quiero apelar a la RESPONSABILIDAD CIUDADANA QUE TENEMOS TODOS de preservar nuestra salud, siendo las particulares características de contagio del virus la razón primordial que nos obliga a velar no solo por la salud propia, sino también por la salud de nuestros familiares y vecinos. Esta situación cobra especial relevancia en el contexto de la Emergencia Humanitaria Compleja que vive nuestro país y que deja a una inmensa mayoría de los ciudadanos a su suerte. Por todo lo dicho, TENEMOS QUE CUIDARNOS, y resulta insensato esperar que alguien deba obligarnos o, peor aún, que venga a amenazarnos para salvar nuestras vidas.

La mejor medicina es la prevención, y para ello, los expertos en la materia sanitaria nos han recomendado medidas tales como: el distanciamiento social (1,5 Mts.), el lavado de manos, el uso de gel y, siendo lo más importante, el uso de tapabocas, siempre con intención de cuidarnos. Mi invitación es, entonces, a seguir al pie de la letra las recomendaciones de los expertos.

2.-Por otra parte, quiero dejar claro que quienes hemos asumido el ejercicio de la política, o cargos en la administración pública, aunque no dejamos de ser ciudadanos con los mismos deberes y derechos, somos además (aunque a veces no lo parezca) seres humanos que nos sentimos igualmente rebasados y consternados ante las circunstancias de emergencias. No obstante, estamos llamados a actuar con sindéresis ante la más difícil de las situaciones, por ello debemos entender que:

a) Como dirigentes políticos y funcionarios públicos estamos llamados a conducirnos desde la ética del servicio, entendiendo que el ejercicio de nuestras responsabilidades implica un compromiso hacia la ciudadanía, que debe regirse por la honestidad, el respeto y la no discriminación. De allí que el accionar del funcionario, aún más en tiempos de crisis, debe estar orientado a satisfacer el bienestar público por sobre el particular, asumiendo un rol de conducción, orientación y protección, en vez de la extorsión y persecución que se exhibe en estos días.

b.-Lo anterior me obliga a rechazar con contundencia la actitud asumida por el «Alcalde» del municipio Sucre y de quienes, como él, llámense funcionarios públicos, concejales, consejos comunales, militantes u otros -incluso algunos ciudadanos de bien que producto de la confusión que produce el caos de la actual crisis- avalan el uso del poder de manera despótica en contra de una población que demanda soluciones. Sobre todo cuando es la orientación, la mano amiga y el acompañamiento lo que debe prelar en tan duros momentos, y más cuando se requiere de la colaboración ciudadana para superar la emergencia.

En este sentido, ninguna “buena intención” puede llevar implícita un comportamiento inhumano. LOS SUCRENSES SABEMOS QUE ESTO NO ES LA PRIMERA VEZ QUE SUCEDE, solo que en esta ocasión el COVID 19 desnudó la realidad de lo que desde hace mucho tiempo vivimos.

3.-Quiero ratificar, sin embargo, que actitudes erráticas como la descrita no obvia NUESTRA RESPONSABILIDAD, por ello el ejercicio de corresponsabilidad ciudadana que tenemos por delante es cada vez mayor, somos los responsables de nuestro cuidado, nadie lo hará por nosotros. Por tanto, restituyamos el valor del ciudadano y valoremos como positivo las medidas QUE SI van DIRIGIDAS A BRINDARNOS PROTECCIÓN y denunciemos las que coartan nuestros derechos o nos discriminan.

Estoy convencida de que esto, sumado a un SANO EJERCICIO DEL SERVICIO PÚBLICO que vaya signado por la ética y el respeto a la dignidad humana, rendirá prontamente sus frutos en una sociedad que hoy dolorosamente lucha por su vida, mientras llora a sus muertos, y que ansía ver el gran milagro en el regreso de sus hijos, la recuperación de su libertad y la reconstrucción de Venezuela.

4.- Quiero finalizar como comencé: pidiendo a cada uno, ciudadanos, vecinos, dirigentes y funcionarios, dar lo mejor de sí como seres humanos, a la vez que me permito, en un humilde ejercicio de pedagogía ciudadana, clarificar tanto a quienes están hoy en funciones de poder como a aquellos que, por desconocimiento, confusión, o fanatismo desconocen la importancia de los derechos humanos y aplauden las atrocidades que en nombre del poder se ejecutan, y más cuando van en contra de aquellos que no compartimos sus mismos criterios ideológicos, lo siguiente:

TODOS TENEMOS DERECHO A QUE SE NOS RESPETE NUESTRA DIGNIDAD y así lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos al señalar que:

Artículo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Quiero detenerme, además, en lo expresado por Zeid Ra’ad (ex Alto Comisionado de derechos humanos de la ONU) cuando afirma que «los derechos humanos no son una recompensa por el buen comportamiento», sino el derecho de todas las personas en todo momento y en todos los lugares.

De allí que estos no puedan ser canjeados por GAS, CLAP y VACUNAS, y menos aún privilegiados por un supuesto carnet de la patria.

Amigos, hermanos, vecinos, paisanos, me solidarizo con las familias de los fallecidos, con las familias con enfermos, con el pánico y la ansiedad colectiva, con mis afectos y también con quienes no comulgan con mis posiciones políticas, que también son muchos y a los que siempre he respetado, y me comprometo a seguir haciéndolo siempre.

Hoy más que nunca, el dolor y el miedo a la muerte en Venezuela es de todos. Por ello, a los alcaldes, concejales, jefes de calle, consejos comunales, dirigentes, militantes, diputados, ciudadanos: mi llamado es a ser buenas personas aún en las peores circunstancias que nos presente la vida para que prevalezca la responsabilidad ciudadana y el respeto público a la dignidad humana.

Estoy segura que Guama y todo el municipio SUCRE renacerá, y será esa tierra GENEROSA, FIRME y RESILIENTE de siempre.

¡SIEMPRE DE PIE COMO SU SAMÁN!

Reciban desde los más profundo de mis afectos y con la seguridad de que hago mío el dolor de mi pueblo, mi respeto a cada uno de ustedes.

Me despido confiada en Dios, en la ciencia y en la fuerza ciudadana de mi gente, y en la distancia, a través de mi familia y el orgullo de mi gentilicio guameño, como una yaracuyana más. Los abrazo.

Atentamente;

Una guameña.