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El pasado 24 de marzo, una vez más la líder María Corina Machado, con la precisión que es natural en ella, pronunció un mensaje en el que reitera la posición que debe sostenerse ante la realidad venezolana, resaltando de manera muy particular el debido rechazo a las manifestaciones electorales provenientes de algún sector que se auto atribuye cierto liderazgo político en el país y quienes desde dichas posiciones, han intervenido en fallidas negociaciones que solo han provocado el mayor afianzamiento del régimen con la consecuente decepción y desesperanza de la ciudadanía.

Es evidente que la líder no se detiene ante las llamadas «críticas» emanadas incluso de esa pseudo denominada «oposición» quien le ha tildado de «radical», a lo que ella ha respondido en otras oportunidades que, por el contrario, lo verdaderamente radical es el gran desastre nacional. En este sentido, en el primer segmento de su intervención nuestra dirigente señala a quien ha llevado a Venezuela a una guerra, fustigando al régimen y a quienes desde el lado de una oposición cohabitadora pretenden convivir en lo que ella ha denominado una jaula.

Por supuesto que, una vez más, la líder acierta al referir que el país ha sido conducido a una condición de guerra, a lo que hay que acotar que, es necesario sacar de nuestras mentes lo que hasta ahora muchos conciben como «guerra», diciendo que bien lejos quedó aquello de las guerras a «plomo o fuego» y su consecuente destrucción material. Desde algunos años se habla de «guerra no convencional» en oposición a lo anterior.

En la actualidad, las guerras se efectúan de diversas maneras, de aquí, que se hable de guerras biológicas, químicas, bacteriológicas, de información o desinformación, psicológicas, económicas, asimétricas, híbridas, y en definitiva, ya es usual el término «guerra de última generación» debido a que, siendo tan amplio el espectro operacional del guerrerismo actual, de alguna manera se hace necesario enmarcar su conceptualización determinada fundamentalmente en su objeto, que no es otro que causar daños materiales e inmateriales representados en la destrucción de todo aquello que consideramos bienestar en un procurado y anhelado equilibrio, progreso y desarrollo.

De modo que, todo aquel que introduzca pretendidos cambios en un determinado campo, logrando afectar y alterar de manera proporcionalmente negativa la estabilización y el equilibrio que ya los cuerpos y elementos existentes dentro de ese campo habían alcanzado, en la realidad está poniendo en práctica factores de guerra haciéndose enemigo de los integrantes del medio, quienes resultan víctimas de la agresión.

En orden a lo anterior, de manera implícita y directa queda determinado que el factor o bando guerrerista que se considera superior e imbatible en las condiciones y situaciones de la guerra impuesta a su modo y favor, aunque rechazado por las víctimas del conflicto, no va a ceder a sus posiciones.

En tal sentido, no va a torcer su rumbo así con mera retórica porque no va a ceder ante lo alcanzado conforme a sus nefastos propósitos; de modo que, no quiere ser examinado, observado ni mucho menos cuestionado en relación a sus actos, como por ejemplo: la crisis humanitaria complicada por los muy escasos ingresos de los trabajadores y jubilados frente a los costos de alimentos, todo lo relacionado a salud y medicina, bienes y servicios, lo cual ha sido agravado por el fenómeno Covid19, entre muchos factores. Tampoco se va a sujetar a ser investigado en cuentas de administración de los recursos y dineros públicos.

Es de considerar que, en el marco de momentos guerreristas, la historia de la humanidad introdujo las negociaciones como términos plausibles en la solución de conflictos, de modo que quienes van a hacer uso de esta vía, de manera bilateral o multilateral, deben tener plena convicción de una variedad de aspectos que pongan fin al conflicto, partiendo de la premisa del objeto de lo negociable. En orden a este aspecto y especial atención del tema electoral puesto en el tapete de una eventual negociación, nuestra dirigente de manera diáfana, «por la calle del medio», hace referencia a condiciones que deben ser máximas en cuanto a la realización de unas elecciones que deben estar marcadas por el ejercicio de libertad, sabiendo que nos encontramos en un escenario guerrerista donde los representantes del régimen siempre han dado demostraciones de la imposición de sus condiciones de manera unilateral.

En conclusión, los contenidos de la líder María Corina Machado hay que verlos, considerarlos y estimarlos en un escenario real de una guerra que no es convencional, sino de última generación. De modo que, quienes tengan la percepción de creer que se trata de colocar fechas a ver como les va y cuáles «carguitos» les pueden ser asignados, estarían incurriendo en una gran irresponsabilidad ante la Venezuela que padece los estragos de una gran tragedia.

 

Asdrubal Romero Silva

Abogado, Msc. en Ciencias Penales

Secretario Político Municipal – DEM Barinas

@AsdrubalRomer16