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Hay una noción del poder tras la guerra declarada por el ejercicio a la población de Apure y es el reordenamiento de espacios asignados con total premeditación al crímen.

La lucha territorial de esta semana por monopolizar una ruta ilegal para «los negocios» de las Farc, expresa una avanzada etapa de metástasis en un proceso de consolidación del régimen de facto. Un poder que no se centra en unas manos, sino que se distribuye en una red de intereses delictivos que dan al régimen chavista un blindaje en lo sistémico. Si cae un jefe, quedan más. Si un jefe cae, fue él, no el régimen.

Desde su origen, las vertientes desde las cuales la revolución bolivariana toma experiencias para establecer su proyecto hegemónico están llenas de ejemplos provenientes de naciones africanas o de herencia árabe, en las cuales la división del poder entre señores de la guerra en diferentes territorios era fundamental para un control fáctico de la totalidad de una nación. La principal razón, en este caso, es la necesidad de financiamiento ilegal y la posesión de amplias áreas para extraer -literalmente- lo que sea y sin ley.

Recordemos a Muammar al-Qaddafi quien encabezaba todo un conglomerado de líderes tribales en toda Libia para mantener el control territorial.

O con el caso poco conocido, pero inspirador para Hugo Chávez, que fue la Revolución Panarabe de Gamal Abdel Nasser, en la cual llegó incluso a unir Egipto con Siria como un solo país e inspiró diferentes revoluciones a lo largo de esas tierras. Tareck El Aissami es heredero de ello…

Y en otros casos, mucho menos relucientes, también podríamos compararnos con Somalia. En resumen, para mantener un gobierno de facto, se emplean fuerzas de facto que se dividen en territorios.

El peligro para un Estado moderno que es la fragmentación del territorio nacional, no implica una pérdida del poder por parte del régimen en Miraflores.

Éste está velando para que continúe el caos y ellos ser la administración central de todo un entramado criminal que divide el territorio, no en estados federales, sino en rutas ilegales.