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Historiadores como Gabriel Jackson o Hugh Thomas, famosos, sobre la guerra civil española, cuentan de la excesiva participación de Stalin en el conflicto. Como si fuera suyo, contaminó a los republicanos y llevó adelante el conflicto hasta el consabido desenlace franquista. Además de valerse del Partido Comunista para pasarle la factura a los trotskistas, anarquistas y otros competidores en el campo de la izquierda, en el interín se llevaron el oro español a Moscú que, por supuesto, desapareció y más nunca devolvió. Así actúan los comunistas.

La Venezuela actual también padece del síndrome del oro moscovita. Es todavía inmenso y constante el saqueo de las riquezas naturales que se llevan los cubanos, rusos, chinos, iraníes, y paremos de contar. Literalmente oro, además de coltán, con la quiebra deliberada de las grandes industrias del hierro, aluminio y del petróleo. Como quién da las quejas de Eduardo Galeano contra el capitalismo latinoamericano, como en “Las venas abiertas de América Latina”, podrá constatar cuán gigantesco ha sido el saqueo socialista. Galeano le servirá para comenzar a hacer la comparación.

El asunto está en que el traslado del oro de Moscú, contó con la complicidad y silencio de los comunistas españoles, beneficiados los más notables para un exilio orado de los medrugos que cayeron de la mesa. El síndrome áureo en la Venezuela actual, cuenta con cómplices que son verdaderos socios en la faena y les cae al bolsillo algo más que medrugos, guardados celosamente en los paraísos fiscales.