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Quizás los más jóvenes no recuerden a la Maturín de hace 15 o 17 años, cuando era conocida como “Maturín, la ciudad distinta”. Todos los que visitaban la ciudad se quedaban sorprendidos por encontrar a una de las ciudades más limpias de Venezuela, con uno de los mejores drenajes y con todas sus principales avenidas con una iluminación casi al 100%. Los que venían de las ciudades más peligrosas, como Caracas, quedaban maravillados por la seguridad que reinaba en las calles en comparación con otras ciudades, llenas de violencia e inseguridad, al punto que comenzó a ser un destino atractivo para comenzar una nueva vida y escapar de toda esa anarquía de las grandes ciudades, del colapso de los servicios y de la elevada inseguridad.

Hablar de la obsolescencia urbana es quizás remontarnos a los inicios de la era industrial en donde decenas de ciudades o poblados quedaban en el olvido. Es lamentable que en la era de la mayor tecnología e industrialización de la historia aparezca nuevamente este término. Actualmente, la ciudad de Maturín esta acuciada por serios problemas socioeconómicos, se distinguen cuestiones arquitectónicas (desencaje tipológico, deficiencias técnicas, deterioro físico), urbanísticas (aislamiento, carencias funcionales, degradación del espacio público) y sociales (desempleo, segregación, conflictividad).

Hoy la obsolescencia urbana se incrementa día a día y año tras año. La decadencia urbana deja atrás y en el olvido a esa Maturín tranquila, limpia y segura que todos resaltaban para convertirse hoy en una ciudad anárquica, en donde los mercados populares recorren toda la ciudad incluyendo el casco central o centro de Maturín. Existe alrededor del 70 por ciento de los semáforos en mal estado, por no decir inactivos. Las calles y principales avenidas minadas de huecos y en las noches podemos describirla coloquialmente como una “boca de lobo” porque se encuentran a oscuras.

Aunado a todo este desastre, no vemos reflejados en mejoras a la ciudad, los ingresos por recaudación de impuestos que ya se sabe son bien elevados; y que no se materializan en una mejor calidad de vida para los ciudadanos del Municipio Maturín.

El régimen busca de manera intencional colapsar los servicios y así mermar la calidad de vida de los ciudadanos, aupando una corrupción brutal en todos los niveles, para así llevar al ciudadano a caer en sus tentáculos. Esto es una realidad que se replica en todo el país, ciudades que hasta hace un par de decadas eran ejemplo de orden y desarrollo, hoy son todo lo opuesto y en pleno crecimiento de su decadencia.

Maturín es una de las ciudades más grandes del país con una extensión de 13.352km2 y 10 parroquias, pero sus políticas gubernamentales se han enfocado principalmente en las 5 más grandes, dejando al resto en poblados rurales. Es por eso que una vez sane la democracia y retorne la libertad, se deberá hacer una división político territorial del municipio y dividirlo como mínimo, en 4 partes, para lograr definitivamente tener más rango de acción gubernamental en todo este gigante municipio.