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A la República, que no se rinda y a sus ciudadanos que no la dejen morir. A quienes estamos aún aquí, luchemos. Quienes se han ido, no olviden.

Atravesamos momentos muy difíciles, no hubo jamás una época en la que ser venezolano fuese tan difícil. De la agonía, el miedo sembrado, de la rabia y el amor propio deberá nacer nuestra voluntad y la consecución de la libertad que tanto anhelamos.

A los chamos, a los viejos. Al que hace política y al deportista. Al abogado, al médico y a quienes hacen el aseo. A todos, hoy nos necesita el mapa, este indigente que nos han dejado como país. Es nuestro deber, casi obligación moral seguir empujando en dirección hacia la libertad.

Cuán difícil se ha vuelto alzar el tricolor, que cada día pesa más, duele con mayor fuerza y sangra sin parar. A sus playas, y su saladito particular. A sus montañas y nuestras llanuras, recuperemos su belleza, esperen nuestra llegada.

No hay mal que dure cien años, llevamos una quinta parte de ese lapso. Rompamos cadenas, soltemos el yugo y unamos con lazos inquebrantables el amarillo, azul y rojo que nos llenan de orgullo.

Construyamos país desde la rebeldía. Que cada voz sea escuchada, que cada grito sea replicado. A ti, Venezuela, te pido que no te acostumbres, que luches.