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(Puerto La Cruz. 08/03/2021) La sociedad venezolana se debate entre un presente anárquico y una lucha por el restablecimiento del orden, la armonía, la institucionalidad y la constitucionalidad perdida hace mucho tiempo gracias a un sistema de gobierno carente de principio y de valores.

Durante 20 años Venezuela pasó de un orden constitucional –y en cierta manera debilitado por las circunstancias de la época– a la prédica y a la promoción institucionalizada de la anarquía.

Ya sea a través del desdén oficial, con el incentivo de anti-valores y mediante el vandalismo estatal, entiéndase éste como las expropiaciones, las invasiones y la estatización desmedida, crearon el “reino del desorden”.

Nunca –en toda la historia nacional– hubo un modelo de gobierno que propiciara la anarquía como medio y fin de su política; tal vez, salvo, en los días de José Tomás Boves y de Morales. Sin embargo, hoy vemos como capea por doquier la tesis revolucionaria que no es otra cosa que la destrucción de la paz, la vida y el bienestar del ser ciudadano.

Y, para muestra un botón, nuestro Puerto La Cruz es uno de los más palpables ejemplos de la ejecución de ese plan oficial de aniquilación del orden. Pues, en nuestra ciudad, todo está patas arriba, y las autoridades voltean su mirada hacia otro lado.

La insalubridad, la escasez de agua, la carencia de adecuados servicios públicos, la inseguridad, la ausencia de políticas de crecimiento económico, social y político, son evidencias que el fracaso del modelo no es consecuencias de malas prácticas sino de un esquema bien trazado en aras de aniquilar la consciencia colectiva de lo bueno y de lo correcto.

La llamada Revolución siempre ha pregonado la construcción del “hombre nuevo” y ¿qué entienden ellos por esto? Un ciudadano que abandone el sentido de lo adecuado, de lo justo y que se abandone a las miserias y dádivas que caigan de la mesa de los poderosos.

Frente a esta realidad y frente a este plan, nosotros –quienes si estamos dispuestos a luchar por nuestra ciudad– estamos listos para hacer lo que tengamos que hacer para lograr la defensa de nuestro municipio, salvaguardar su identidad e impulsar el cambio hacia el orden dentro de Puerto La Cruz.

Ellos –quienes hoy persisten en los espacios de poder– son la anarquía, la destrucción y el hambre; y nosotros somos, y siempre debemos ser, el orden, el trabajo, el sentido de pertenencia y la fe. Es decir, ellos son desolación, nosotros vida.

Y, mano a mano, todos los portocruzanos que queremos a nuestra ciudad, debemos avanzar en su rescate. Todos unidos debemos evitar que esta política de la apatía y del deterioro siga expandiéndose y llevándose lo que aún resta de estabilidad en el municipio.

Cada día estoy más convencida que Puerto La Cruz lo tiene todo, solo le hace falta manos que luchen por la ciudad, corazones que la quieran de verdad y el compromiso de todos sus hijos para elevar a nuestro municipio al sitial que una vez tuvo, como la gran ciudad de Anzoátegui.

¡Dame tu mano, avancemos juntos!

@AstridSilvestri