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(Cumaná. 18/02/2021) La península de Araya, es una poesía, así lo catalogó la crítica internacional luego del éxito del largometraje de la cineasta Margot Benacerrat en 1959. Zoilo Millán es de Araya, la siente como a su piel y nos dice “Araya está ubicada frente a las costas de Cumaná en el estado Sucre, es la capital del municipio Cruz Salmerón Acosta, está bordeadas de montañas y cerros de muy poca altura, su vegetación es netamente xerófila y bosques secos. Araya durante años fue admirada por sus salinas y sus hermosas playas, así como por su antigua fortaleza española conocida como el castillo de Araya construido en 1625”.

Con un inusitado conocimiento Zoilo Millán, también interesado en la política, desempeñándose como Comisionado Laboral de Vente Venezuela en el municipio Cruz Salmerón Acosta del estado Sucre, nos comenta: “Su descubrimiento data de febrero de 1500 por Pedro Alonso Niño y Cristóbal Guerra (dos años después del recorrido de Cristóbal Colón en 1498 por las costas venezolanas).

La historia de la comunidad de Araya se haya estrechamente relacionada con la explotación de su salina, fue a partir del año 1960 durante el gobierno de Rómulo Betancourt que la península comienza a experimentar un progresivo y lamentable deterioro que se ha ido incrementado con los gobiernos siguientes. Sus pobladores no logran entender cómo, habiendo logrado su salina a través de la empresa instalada en su territorio denominada Empresa Nacional de Sal (ENSAL) que Venezuela se transformara en un país exportador de sal, reconocida como número uno a nivel mundial, de la noche a la mañana sus instalaciones se deterioraran al extremo que hoy solo son ruinas”.

Prosigue Millán, “recuerdo que en 1986 la salinas de Araya estaban proyectadas como la mayor exportadora de sal a nivel mundial y mayor productora a nivel nacional, cubriendo el 90 por ciento del territorio nacional, en ese tiempo los ciudadanos del municipio prácticamente vivían de la sal, siendo muy pocos los que vivían de la pesca, lo que repercutía en excelentes beneficios laborales para los trabajadores y sus familias. La empresa contaba en ese tiempo con la laguna madre, laguna artificial, cristalizadores, sistema de empaques, etc., luego se hicieron cantidad de lagunas artificiales que nunca fueron habilitadas”.

Este relato lo realiza Zoilo Millán con mucha nostalgia, por ser testigo del auge y caída de una fuente natural de empleo y bienestar para los habitantes de Araya. Agrega más adelante “transcurrido un breve tiempo, nuestra principal fuente de trabajo y sustento económico como lo fue la empresa ENSAL, pasó a ser administrada por empresas denominadas ‘de maletín’ por no tener trayectoria ni historia con respecto al sector salino; éstas llegaron al municipio con el objetivo de trasladar la sal bruta a otra empresa fuera del municipio, así como todas su operaciones, lo que repercutió en desmejoras salariales y sociales de los trabajadores y sus familias, y acelero la destrucción de municipio, en el que dichas empresas nunca mostraron interés de invertir”.

Para desgracia de los habitantes de Araya, llego la revolución. Zoilo Millán cuenta que de una forma u otra todos los pobladores vieron y vivieron la destrucción de la empresa, su falta de mantenimiento a la infraestructura, la paralización y destrucción de sus maquinarias, el deterioro, desaparición y canibalización de los vehículos y en muchos casos estos fueron “donados”, las maquinarias fueron dañadas completamente y las pocas que hoy pueden contemplar se encuentran en estado avanzado de herrumbre, la que un día fue una empresa próspera y con inmenso futuro hoy se encuentra en estado de abandono y en desolación total.

El dirigente laboral de Vente Venezuela describe un escenario patético. “La desaparición de Ensal, nuestra ya extinta base de trabajo y sustento, ocasionó que el desempleo alcanzara en el municipio cifras inimaginables, repercutiendo en la inseguridad, por lo que gran parte de la población se vio en la imperiosa necesidad de abandonar su forma de vida y emigrar a otras regiones del país, para dedicarse al buhonerismo. Numerosas familias abandonaron con mucho dolor sus sitios de nacimiento, donde reposan los restos de sus familiares, los que se atrevieron a quedarse debieron transformarse en pescadores, descubriendo así una nueva inimaginable realidad, como es la de poder adquirir gasolina, gasoil, aceites marinos, etc., que se les hace casi imposible, lo que les dificulta cumplir con sus faenas de pesca, y cuando algunos lo logran, dado el estado ruinoso en el cual se encuentra la población y dado los lazos de consanguinidad entre los pobladores, se ven en la imperiosa necesidad de regalar gran parte de los peces faenados, lo que se traduce en comida para hoy, hambre para mañana”.

Zoilo Millán precisa su descripción al puntualizar “fue a partir del año 1998 cuando el abandono de la península Cruz Salmerón Acosta fue más evidente y progresivo; fue durante estos períodos cuando los servicios básicos como el agua de consumo humano y la electricidad desaparecieron, lo mismo sucedió con el gas para cocinar, la distribución de gasolina y gasoil (las pocas oportunidades que se consiguen) se realizan con preferencia a los leales al sistema político imperante y su cobro se realiza con preferencia en monedas extranjera como es el caso del vituperado dólar”.

Como extraído de un texto surrealista, Zoilo Millán agrega lo siguiente: “hoy, a los pobladores del municipio se les hace casi imposible el trasladarse por vía marítima a cualquier otra región como Cumaná o Margarita, ya que este transporte se realizaba en chalana o en botes llamados ‘tapaítos’ los cuales prestaban excelente servicios; hoy estas empresas desaparecieron, motivado a las condiciones que les impusieron las supuestas autoridades, tampoco se les garantizaron los combustibles necesarios, ni las cantidades requeridas para un óptimo desempeño. Cuando al fin se obtenía algo de estos productos, se les cobran en dólares, pero los pasajes a los usuarios, dadas las condiciones económicas de los ciudadanos, se cobraban en bolívares, lo que hacía más complicada la posibilidad de obtener dólares para cancelar la gasolina, diésel y/o aceites marinos para mover sus maquinarias”.

Prosigue Zoilo: “aunado esto a los costos de los botes y de los motores, que subieron de forma astronómica, también en dólares, imposibilitando la compra o reposición, sin olvidar que estos medios de transporte debieron enfrentar la inseguridad que les representaba la presencia de piratas de mar quienes les roban sus botes y motores, también a estas se les prohibió el aumentar los costos del servicio, y no conforme con estas medidas las pusieron a competir con empresas sostenidas por el ejecutivo nacional, a las cuales se les suministraba de forma gratuita y a tiempo la gasolina, gasoil, aceites marinos, repuestos, seguridad, etc., y cobraban los pasaje a costos insostenibles, todo esto al final ocasionó que en poco tiempo éstas tampoco pudieron sostenerse y desaparecieron, pero el daño a las antiguas empresas ya se había logrado. Esas condiciones hicieron realidad el gran objetivo trazado como fue el de desaparecer la empresa privada, situación muy parecida que también vivieron los pocos vehículos que se arriesgaban a realizar los traslados de la población vía terrestre, a estas empresas familiares se les prohibió el aumentar los costos de los traslados, se les hizo imposible comprar nuevos vehículos y las reparaciones se hicieron imposibles de realizar dado los aumentos descomunales de los repuestos”

“Fue una acción planificada para destruir nuestra economía”, y obligarnos a depender del sistema, concluyó Zoilo Millán, quien mantiene las esperanzas en un cambio profundo en el modelo social, político y económico del país, y por supuesto de su municipio, que los lleve a restituir su fuente de riqueza y bienestar, logrando consolidar la Venezuela Tierra de Gracia propuesta por María Corina Machado y Vente Venezuela.