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Recuerdo la legítima alegría de las personas que se acercaron al Palacio Federal Legislativo hacia enero de 2016, celebrando la recuperación de la sede por las fuerzas democráticas. No faltaba una fotografía en el hemiciclo o con los parlamentarios de los asiduos visitantes que genuinamente mostraban su entusiasmo en un lugar que defecó (perdonen la escatología) hasta el cansancio el oficialismo con sus bandas armadas. Con el tiempo, tensiones numerosas de por medio, las cosas llegaron a su adecuado nivel, con la prensa presente en las sesiones y la actividad parlamentaria adquirió una cierta normalidad cotidiana.

A las comisiones permanentes, mixtas y especiales, se acercó mucha gente dispuesta a prestar su colaboración. Y quiero poner como ejemplo, una comisión que no integró miembro alguno de la Fracción 16 de Julio, a pesar de haberla propuesto, como la de defensa del Esequibo. Fueron varias las personas que acudieron a ella como expertos, o pretendidos expertos, en nombre de sí mismas o de las organizaciones que representaban, conscientes del gravísimo problema de la reclamación del territorio que históricamente nos pertenece, hallando ocasiones – incluso – para lucirse.

Hechas las elecciones fraudulentas del 6-D próximo pasado, prolongado el mandato palamentario con Juan Guaidó a la cabeza, se instaló la Asamblea Nacional usurpadora que, para tratar de administrar el fracaso del régimen con la reclamación, creó e instaló su propia comisión del Esequibo. Y ¡oh, sorpresa!, algunos de esos personajes que se lucían hasta hace unos meses atrás en la comisión presidida por el diputado Williams Dávila, ahora – vistosos desertores – participan y se lucen con los Hermann Escarrá o Timoteo Zambrano del momento, so pretexto de un asunto de Estado que, precisamente, no ha contado con una política de Estado en la materia, a menos que se tenga por tal el entreguismo a favor de los intereses cubanos. No tienen el más mínimo pudor estos oportunistas que juegan a figurar en nombre de los altos intereses del país, haciéndose corresponsables del entreguismo más burdo de nuestro territorio.