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Versamos sobre una fecha magna, decisiva y trascedente para el pueblo venezolano, la del 23 de Enero de 1958. Y Hugo Chávez trató por todos los medios de minimizarla y no pudo, porque el consabido 4 de febrero fue un acontecimiento abortado, una tentativa miserable y una estafa histórica. Y esto,  además del fracaso, porque no tuvieron ningún planteamiento novedoso que ofrecer (puede revisarse el compendio de documentos realizado por Kléiber Ramírez), sólo lugares comunes para un país tan complejo como el nuestro; porque incurrieron en una segunda traición, ya que – perdonados – emplearon un pulcro medio electoral en 1998 para subir al poder y más nunca realizar libres comicios; y porque, a falta de esas propuestas innovadoras que dijeron tener, resultaron portadores de un socialismo a la cubana, una dictadura de más de medio  siglo que los isleños soportan al igual que el resto del continente.

El 23 de Enero se alza como un día majestuoso de reconquista de las libertades públicas, realizado exitosamente con el concurso de toda la sociedad civil organizada, de los partidos políticos y de la conducta ejemplarizante de las Fuerzas Armadas. No hubo ningún dirigente de la oposición que hubiese entrado previamente en tratos y, menos, negocios con Pérez Jiménez, ni aceptado favor alguno.  Aquella unidad fue verdadera, porque eran limpios sus limpios sus líderes, intachables a juzgar por su conducta personal, familiar y política, pero también por sus ideas apropiadas para las específicas circunstancias históricas que vivieron, con un programa, un plan, una propuesta de gobierno, gobernabilidad y gobernanza que se materializó por cuatro décadas, hasta agotarse. Y, como dijimos, agotado el programa puntofijista, Venezuela reclamaba otros derroteros, otros referentes para una sociedad y una economía libre, abierta y competitiva que todavía está pendiente y la realizaremos, cuando los comunistas se vayan del poder.

El 23 de Enero, se vale por sí mismo y está en el alma de los venezolanos. El 23 de Enero es inmenso, como lección histórica y política al lado de un 4 de febrero y de un 27 de noviembre vergonzosos. Pero el inimitable 23 de Enero, abriendo un camino fértil, señala otra oportunidad histórica para superarlo y esto haremos muy pronto, abriendo las compuertas de una democracia liberal, profunda y fecunda que dé al traste con estos criminales de la hora.