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Venezuela padece una crisis humanitaria compleja, hoy agravada por la pandemia. Es un país con ausencia de los servicios públicos, sin gasolina, alimentos, ni medicinas. En fin, es un Estado Fallido donde se cometen crímenes de lesa humanidad por quienes encabezan el régimen, y así lo ha ratificó la misión de la ONU.

Todo lo anterior,  sumado a la invasión de células terroristas:  ISIS, Hezbolá, FARC, ELN.  Así como el principal patrocinador del terrorismo internacional,  Irán, China y Rusia. Se trata de  un conglomerado criminal instalado desde hace un buen rato  en Venezuela.

Esta situación hizo y hace que millones de venezolanos salieran y sigan saliendo del país. Son casi seis millones de  venezolanos que salieron a buscar calidad de vida futuro y,  al mismo tiempo,  desean volver al país cuando esto pase. Como consecuencia de esto, muchos países nos han recibido  y  respaldado como debe ser. Otros, como el gobierno de Trinidad y Tobago, nos han despreciado violando toda la legislación internacional, hasta llamarnos indeseables.

Lo ocurrido el domingo 22 de noviembre, con la expulsión de los 16 niños venezolanos, -entre los cuales uno cuenta con cuatro meses de edad, además de las mujeres-, refleja la desastrosa realidad de nuestra migración. Padecen alrededor del mundo, pero está acción isleña, desnaturalizada y desmedida, sin duda alguna  superó los límites y viola en toda su extensión la Convención sobre Cooperación de Refugiados.

Funcionarios del gobierno de Trinidad y Tobago enviaron al mar  a esos niños y mujeres, criminalmente y de forma desalmada, en una embarcación sin la más mínima seguridad, exponiéndolos a perder su vida e integridad física en alta mar, enviándolos al lugar de donde huyeron para tratar de preservar su vida.

Los 160 venezolanos deportados por el Gobierno de la doble isla el 28 de noviembre, llegaron a las 7:30am del dia 30 noviembre a la comunidad de Coporito, parroquia Juan Millan de Tucupita, estado Delta Amacuro, estaban deshidratadas y con hambre.

Estas deportaciónes son indignantes y violan las obligaciones contraídas por Trinidad y Tobago en atención al Derecho Internacional, que en materia de derechos humanos establece las obligaciones que los gobiernos tienen de tomar medidas en determinadas situaciones o de abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y  proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas.

Los funcionarios gubernamentales de Trinidad y Tobago, desde hace un buen rato vienen cometiendo atrocidades con los venezolanos, actos xenofóbicos, vulneraciones y todo tipo de discriminación y desprecio, lo cual es totalmente deplorable. Y pensar que los venezolanos acudieron a esa isla en busca de un auxilio, de una solución a la crisis sin precedentes que atraviesan y Trinidad y Tobago en ningún momento adoptó  medidas positivas que facilitaran el disfrute de los derechos humanos básicos,  lo cual es una obligación.

Indignación, dolor y rabia ver estás imágenes de venezolanos inocentes que salieron de Venezuela huyendo del hambre. En su transitar han encontrado maltratos y violación a sus Derechos Humanos,  mientras el tirano Maduro baila y se burla desde Miraflores.

El gobernante de un país que maltrata y persigue a los inmigrantes que llegan a sus tierras huyendo de la miseria que los expulsa de la propia, merece la misma condena y desprecio que el tirano que los obligó a tomar tal  decisión. Ésta es la historia de los caminantes de mi tierra venezolana, deportados desde Trinidad y Tobago.

Cuando la miseria se hace humana, solo se debe apelar a la justicia. La comunidad internacional no puede quedarse inerte ante esta situación que viven los venezolanos dentro y fuera de nuestro país. Exigimos Justicia. Dios bendiga y proteja a los venezolanos dentro y fuera de mi país.