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Mucho se habla de que nuestro país está invadido por fuerzas políticas y asociaciones criminales extranjeras. Todos tenemos conocimiento de ello, debido a que aunque no ha sido violenta, de alguna forma hemos podido palpar esta realidad en nuestra cotidianidad. Pero hay otra invasión de la que hemos estado siendo víctimas desde hace algunos años y ésta si ha pasado desapercibida casi totalmente, es la invasión musulmana en nuestro país.

La primera oleada de inmigración musulmana masiva hacia Venezuela se registra en la década de 1860, ésta se produce debido a los conflictos y guerras en su región, luego en la década de 1920 se produce otro importante éxodo de musulmanes. En la década de 1970, en todas las aulas de clase habían dos o tres niños hijos o nietos del ¨turco¨,  nadaban entre nosotros como unos más, igual que los españoles, italianos, portugueses y todos aquellos que eligieron a Venezuela para hacerla su hogar, contribuyendo con el enriquecimiento cultural y económico de nuestro país.

Pero es a partir de 1998, tras el fuerte vínculo creado por Hugo Chávez con Irán y otras autocracias islámicas. Para fortalecer su proyecto geopolítico se ha producido una invasión que va más allá de la búsqueda de una mejor calidad de vida, se trata de producir una transculturización en Occidente y en América Latina. Tanto Hugo Chávez, como Nicolás Maduro han puesto a Venezuela en bandeja de plata, tanto como que en un país con profundas convicciones cristianas ya cuentan con mezquitas, colegios y al mejor estilo de los mormones o testigos de Jehová, andan evangelizando y ofreciendo las bondades del Islam.

Hace años leí que el fin del Islam como cultura era desaparecer la cultura Occidental a través de sus mujeres, es bien sabido que las mujeres en esta religión no tienen ningún tipo de derechos ni participan en la crianza de los hijos, por lo que se están dedicando a ¨conquistar¨ muchachitas jóvenes, -en su mayoría de bajos recursos- con el fin de procrear. Como vemos, están haciendo un trabajo a largo plazo y no es solo en Venezuela, lo mismo se está viendo en las Islas Canarias y otras partes del mundo.

Es muy preocupante darse cuenta de lo que sucede y ver que nadie lo señala, nadie hace nada; ni la iglesia, ni las ONG’s, mucho menos nuestros “gobernantes”, a estos últimos se descubre que no les interesa debido a los beneficios económicos que reciben por ofrecer el territorio venezolano, nuestros recursos y a nuestra gente, pero conviene crear movimientos, foros e información sobre el tema para defender nuestra identidad, que a fin de cuentas es lo que está en juego.

 

Sec. Política Municipal Carirubana