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Elie Wiesel, un escritor estadounidense de origen rumano y sobreviviente de los campos de concentración, escribió en 1999: “La indiferencia no es una respuesta. La indiferencia no es un comienzo; es un final…”

Hoy por hoy, en Venezuela es para muchos incomprensible la apatía, desinterés e indiferencia de muchos venezolanos ante los múltiples escenarios violentos en los que somos despiadadamente atacados a diario. Ataques que van desde el amedrentamiento sistemático y continuado, hacia nuestras libertades consagradas en la constitución, nuestro derecho a expresarnos y a defender lo que consideramos justo para nuestro país, el sometimiento planificado de racionamiento y escasez de productos, servicios básicos, o lo que es peor aún, el complot existente entre funcionarios gubernamentales, policiales, militares y hasta agentes desestabilizadores extranjeros, cuya ofrenda al mundo ha sido la de engendrar en sus países, seres humanos cuya capacidad de destrucción, de maldad, de desapego a la justicia, de soberbia y sobre todo con capacidades infinitas de generar daño al prójimo, representan lo más bajo que puede caer una persona en su afán de poder y codicia en menosprecio de sus conciudadanos, indiferentemente si se trata de mujeres, ancianos y sobre todo niños y jóvenes, lo cual es reveladoramente brutal.

Esta indiferencia se describe como el estado de ánimo en la cual aparentamos no sentir atracción ni rechazo por ninguna de las situaciones o asuntos que se presenta. En la mayoría de los casos, es creada de manera intencional o no por nosotros mismos para no mostrar fragilidad, miedo o temor ante nuestros vecinos, amigos y familiares. Para ocultar este sentimiento de vergüenza propia, nos introducimos en una armadura mental para ocultar nuestros sentimientos ante las situaciones que nos afectan directamente y que lejos de reaccionar, apartamos la mirada.

¿Es la actitud de indiferencia, un movilizador de cambio a esa determinada situación que deseamos sea diferente? Es decir, ¿influye nuestra indiferencia en los resultados definitivos que internamente deseamos se produzcan? Definitivamente no.

La tercera Ley de Isaac Newton: Toda acción tiene una reacción. Es decir Solo con nuestras decisiones y acciones lograremos un cambio. Éste no es ni bueno ni malo, es un cambio. Las consecuencias de esto serán el resultado de una serie de acontecimientos que determinarán en su momento lo acertado o errado de esa acción o decisión. Pero en definitiva… una acción → una reacción  = un cambio

Si queremos que algo sea diferente, no podemos de ninguna manera ser o mostrarnos indiferentes; si deseamos un cambio a nivel personal, a nivel laboral o tenemos un deseo más altruista, salir de esta situación de caos y destrucción de nuestra querida Venezuela, es necesaria una renovación de fuerzas y energías como ingrediente principal para la consecución de nuestras metas y objetivos, así como para salir de este régimen que nos oprime, ahoga y humilla, y ser conscientes de la urgencia de educar a nuestra ciudadanía sobre la necesidad de conocer las acciones generadas por aquellas personas que como todos, queremos un cambio de estrategia, un cambio de rumbo, un cambio que nos permita liberarnos de estas pesadas cadenas que poco a poco pero de manera sostenida, nos hunde a todos los Venezolanos al fondo de un abismo de miseria y deshumanización.

Nada que se haga con el corazón es imposible, la historia está llena de anécdotas de fortaleza y superación, anécdotas de personas que han ofrendado su vida de ser posible, por servir a sus compatriotas. Solo el tiempo y la historia rendirán los honores a los héroes que murieron en busca de tan soñada libertad, venezolanos que todos conocemos, que lamentamos tan irreparables perdidas y que llevamos en nuestros corazones.

Debemos amarnos y creer en nosotros mismos, construir desde nuestro interior una fortaleza cargada de principios, valores, honestidad, empatía, deseos de servir y a partir de allí, emanar una fuerza capaz de sobreponernos a tanta información apócrifa (falsa) y malintencionada.

Crear un escudo mental si, educarnos y educar a nuestro entorno, convertirnos en multiplicadores de buenas nuevas. Educarnos en conocer las propuestas, principios y valores que desde Vente hemos ido construyendo, los nuevos pilares que sostendrán nuestro proyecto de grandeza para nuestra amada Venezuela, esa “Venezuela tierra de gracia”…. Argumentos sólidos, capacidad de respuesta, propuestas de inclusión y sobre todo, un deseo inequívoco y verdadero de hacer de nuestro país el mejor y más grande país del mundo. Esa será la acción, la reacción, personas comprometidas, dispuestas y orgullosas de ser parte de este cambio.

Apartemos la indiferencia, enarbolemos orgullosos la bandera de la organización que hoy está comprometida con la verdad y justicia en Venezuela. Vamos juntos de la mano de María Corina Machado, nuestros líderes y nuestro corazón VENTE VENEZUELA. El poder del cambio está en ti…