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El calvario para surtir gasolina en Venezuela nos muestra la decadencia y destrucción a la que han llevado al país. Los ciudadanos se ven forzados a pernoctar en colas kilométricas para llegar a estaciones de servicio que parecen cuarteles militares sólo para abastecer unos racionados litros de gasolina en el país que se ha jactado de contar con las mayores reservas de petróleo del mundo. Esto es socialismo.

Ante la ausencia de gobierno, la protesta quizás no contribuya directamente a resolver el problema que afecta a los ciudadanos, pero sí puede resultar muy útil para limitar el tiempo de quienes deberían resolver los problemas, pero cuyas acciones los hacen directamente responsables por su agudización.

Venezuela se ha convertido en un Estado fallido y policial, no hay gobierno que atienda las necesidades de las personas y que garantice los derechos ciudadanos, los usurpadores se refugian en la intimidación para limitar las cada vez más frecuentes manifestaciones de protesta y repudio popular, que tan solo durante el pasado mes de septiembre llegaron a más de 1.100.

Ante el colapso de los servicios públicos, del poder adquisitivo y la escasez de gasolina, observamos que Venezuela se encuentra en ebullición, promedia 25 protestas diarias, 7004 protestas en 9 meses, una clara evidencia del descontento ciudadano, harto de las penurias impuestas por los socialistas de turno que usurpan el poder y, además, producto de la frustración por la errática conducción de una oposición oficial que solo piensa en unas próximas elecciones sin lograr materializar el cese de la usurpación.

Los venezolanos sabemos que la solución a los agravados problemas que debemos enfrentar los ciudadanos solo empezará a verse tras la derrota del régimen que ocupa el territorio y usurpa el poder en Venezuela, que además requiere el desmontaje del ecosistema criminal que se extiende por todo el territorio nacional y que es parte accesoria de nuestro déficit de soberanía. Por ello, los venezolanos alzan sus voces todos los días para reclamar, y este reclamo seguirá en aumento hasta derrotar al mal.

Ante esta realidad es imprescindible pasar del voluntarismo y las protestas aisladas, a una organización y articulación ciudadana efectiva para unificar los esfuerzos y propósitos libertarios, con los reivindicativos en una ruta común. Eso sí, conscientes de que no todos los caminos nos conducen a la libertad.

¡Ánimo!

Pedro Galvis / @pgalvisve, secretario político de Anzoátegui.