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Hay que tener muy claro que la República necesita empresarios privados, pues es la actividad privada la idónea para producir cada vez mayor cantidad de bienes de consumo de mejor calidad y a menor precio, es decir, para enriquecer los empresarios, pero, a condición de hacer más ricos a los consumidores que son los ciudadanos de un país.

Vista así las cosas, la economía de mercado (E.D.M.) verdadera, debe ser justamente una “dictadura democrática” de los consumidores, su poder nunca debe ser mediatizado ni sustituido por el Estado ni por intereses creados.

Resaltar esta idea, es justamente lo que este artículo se propone, enfatizar, que en la E.D.M. son los consumidores los que democráticamente se meten la mano al bolsillo, optando así soberanamente por el producto preferido por cada quien. Ahora bien, para quienes defienden la E.D.M., resulta evidente que en general, hay que retirar el Estado de la producción de los bienes de consumo destinados a satisfacer las necesidades, producir satisfacciones y eliminar insatisfacciones de los ciudadanos.

Sin embargo, muchos podrían pensar que todos los empresarios son amigos de la libertad y de la E.D.M.; otros podrían pensar que quienes promueven la E.D.M. lo hacen para defender los intereses de los empresarios. Ninguna de estas dos últimas ideas son ciertas, lo que se defiende es la libertad, para así defender a los emprendedores, quienes generalmente son los peligrosos adversarios naturales de los empresarios ya establecido, porque los “amenazan” con nuevos bienes, mejor calidad y menor precio (competencia).

La E.D.M. debe ofrecer a los empresarios bajos impuestos y seguridad jurídica, pero debe asegurarse de mantenerlos lejos de utilizar el Estado y las instituciones públicas con fines de enriquecer a costa de los ciudadanos, con el fin de eternizar su poder económico dificultando la aparición de nuevos emprendedores. He ahí la razones para la necesidad de mantener:

1) Un Estado mínimo con bajos impuestos, para minimizar la expoliación por parte del Estado de los ciudadanos, de los emprendedores, de los empresarios, y, para que ese Estado pueda ser controlado eficientemente por los ciudadanos.

2) Un Estado mínimo que no enquiste numerosa y poderosa burocracia corrompible fácilmente por intereses creados, sean de empresarios, corporaciones, gremios o sectores de cualquier índole.

3) Un Estado que eficientemente defienda la libertad y los derechos individuales en general.

Un ejemplo muy actual es la burocracia sanitaria de la OMS y de muchos gobiernos.

Quien suscribe tiene la convicción de que casi todos ellos están a merced de intereses políticos y de las grandes compañías farmacéuticas cuyo interés es -evidentemente- producir nuevos medicamentos costosos a como dé lugar, incluyendo vacunas producidas a la carrera, debido a que los medicamentos sin patente vigente son ya muchos y no dejan grandes utilidades debido a la siempre sabia E.D.M.; la evidencia principal está en cómo la OMS bloquea medicamentos de uso precoz que han bajado de manera brutal la mortalidad promedio del “bicho chino”, hasta 150 por millón de habitantes en países que los usan precozmente (India Turquía, Marruecos, Indonesia, Israel, Cuba, entre otros, más de 2 mil millones de personas) – versus 610 muertos por millón en otros países que no utilizan o utilizan con mucha dificultad esos medicamentos (Europa u otros con 600 millones de personas). También es evidencia de esto, la formación de agrupaciones médicas que luchan por un tratamiento precoz.

José Méndez Mora.