Es triste y lamentable darnos cuenta de que todos los que han alcanzado posiciones de poder en nuestro estado sólo lo han hecho con una ambición desmedida de dinero y de poder, su prioridad no ha sido aportar para ver a esta tierra próspera y desarrollada. Sin embargo, han hecho grandes esfuerzos para aniquilarnos como sociedad, mantenernos dependientes y arrodillados ante un régimen vergonzoso y por demás siniestro para así poder contar con los votos de los deltanos, quienes por miedo, se ven obligados a asistir a procesos electorales viciados y nada transparentes.
Nos necesitan sumisos y poco instruidos para poder lograr el dominio total del país y en especial del Delta; Con mucha impotencia y rabia vemos como han utilizado a los indígenas, los han acostumbrado a recibir dádivas y alcohol para mantenerlos afectos al régimen, ellos sienten que ya no hay salida a esta situación, que deben amoldarse y sobrevivir mientras llegue una chalana repleta de comida en tiempos de elecciones, se olvidan de todas las penurias que han vivido, así de noble es el pueblo Warao.
Es una desgracia que los mismos deltanos, nacidos de esta tierra, hayan sumido al estado en la más terrible miseria que se haya vivido jamás, acabaron con el aparato productivo del estado; ya no hay fuentes de empleo. En el Delta no se han realizado obras de envergadura que eleven el nivel de vida y mejoren la infraestructura, seguimos siendo una provincia olvidada, ni siquiera le han sacado provecho a toda la potencialidad turística que como Delta tenemos. Este es un estado hermoso por demás; pero sus hijos, que han tenido la posibilidad de sacarlo adelante, no lo quieren, solo ven en él una posibilidad de hacer mucho dinero. Aquí tenemos grandes yacimientos de petróleo, gas y oro; pero para los siniestros es más importante sacar el mineral sin importar el costo ecológico que éste tenga, solo saben hacer daño.
Los Deltanos hemos sido reducidos a la más mínima expresión del ser humano, solo sobrevivimos, tenemos una triste rutina de salir día a día a buscar el sustento familiar, no hay tiempo ni dinero para la recreación de nuestros hijos y mucho menos podemos disfrutar de la diversión, antes era una costumbre reunirnos con familiares y amigos, pasarla bien. Solo los que viven la tristeza de tener a sus hijos en otro país, de vez en cuando se dan un gustico. El salario de esclavo que devengamos no nos alcanza para absolutamente nada. Hasta los comerciantes ven disminuidos sus negocios a simples bodegas y por supuesto, ha tenido que reducir a su personal.
La peor desgracia para el Delta es haber parido a unos hijos sin valores ni principios, y mucho menos amor a la madre tierra, me refiero a los que aquí han gobernado, los que le han drenado toda la sangre posible dejándolo casi sin vida; pero esta tierra también ha parido valientes, gente honesta y trabajadora que no se deja someter por estos sátrapas y que a sol y sombra luchan por ver a este estado libre de estos mercaderes de la desgracia y poner su grano de arena para que el Delta se avive, desarrolle y crezca, aquí hay mucha gente de valor moral e intelectual capaces de sacar adelante a la tierra que nos vio nacer, también es cierto que a muchos se les ha calado el miedo hasta los huesos, a ellos les digo que hay esperanza, el miedo es legítimo, todos en algún momento lo hemos sentido, pero no podemos permitir que nos venza, hay que luchar por un mejor futuro para las generaciones de relevo.
Lo mejor que podría pasarle a Venezuela y por ende a Delta Amacuro es que salgamos de estos usurpadores siniestros que solo nos han traído desgracia, dolor, hambre y miseria, que paguen ante la justicia nacional e internacional todos sus crímenes.
Ing. Olga Cotúa