La situación económica en el país y Delta Amacuro ha llegado al límite de la «mendicidad colectiva». Con el bajo salario impuesto por el régimen, es doloroso ver todos los días el sacrificio de madres y niños para poder alimentarse.
Una cantidad de personas en la calle buscan quien les regale algo de comer con un rostro apenado, las alternativas para ellos son inexistentes. Lo poco que el régimen daba, casi cual regalo, cada dos o tres meses con el «Clap», lo disminuyeron hasta desaparecer.
¿Qué futuro les espera a nuestros niños en su desarrollo hasta la adultez? Un pueblo desnutrido y sin educación se dirige a la destrucción. Con este sistema de vida un niño no puede aspirar la universidad y poseer una mediana educación. Tenemos que hacer algo para cambiar la situación de Venezuela. Pongamos todo en manos de Dios, clamemos para que actúe y cambie definitivamente la situación, pero también trabajemos nosotros por ese cambio. Somos un país donde habitan personas con deseos de prosperidad, temor a Dios y amor hacia el prójimo. Es por eso que me he unido a este equipo, porque pienso que su líder, María Corina Machado, tiene un enfoque coherente con la realidad que todos vivimos.
Marcelino Carreño, secretario político de Vente Delta Amacuro.