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“La más valiosa materia de un país no es el oro, ni el petróleo, es la materia gris ubicada en los cerebros de su gente”.

El encabezado de mi artículo de hoy suena como una terrible paradoja, y es triste el tener que admitirlo y reconocerlo. Escribo sobre este, tema por una inquietud a manera de respuesta a un amigo a quien le han hecho la siguiente interrogante en Europa: ¿A qué se debe que en América teniendo tantas riquezas, vivan en la miseria?
La respuesta puede estar supeditada a un profundo relativismo. Riquezas poseen todas las naciones del orbe, riqueza en sus recursos de su suelo, riqueza de los yacimientos de minerales en el subsuelo, riqueza de sus cursos fluviales, riqueza en sus mares, riqueza en los bosques, riquezas materiales; y aunado a ello, riqueza cultural que es lo más importante para el ser humano. Si el hombre sabe utilizar con racionalidad e inteligencia los recursos que le ofrece el medio, no es necesario el oro, ni el petróleo, ni se justificaría tanto odio entre clases sociales y por ende, la cultura del ocio.

Transformando lo poco o mucho que tiene, un país puede convertirse en una potencia y el recurso tiempo es un juez que puede hablarnos y darnos sobre ello las más valiosas lecciones. Hay países que siendo muy pobres y sin mucho recurso material, sólo la capacidad creadora de su gente, ha logrado elevar su status de vida sobre la base de la creatividad y del trabajo que permitieron minimizar los costos y maximizar los esfuerzos, un caso emblemático en Corea del Sur lo tenemos a la vuelta de dos generaciones, siendo un país muy pobre, con guerra externa, con su enconado vecino y con guerrilla interna, ahora integran la lista de los llamados tigres asiáticos.

Ejemplos emblemáticos de tal transformación los vemos en Japón o en Suiza, quienes no poseen muchas tierras ni recursos naturales, pero compran materia prima y con su talento e inteligencia logran productos de calidad que les permite una economía muy próspera sobre la base de ese trabajo y esfuerzo.

El caso de Latinoamérica es algo excepcional en el contexto, teniendo tantas riquezas en el suelo y en el subsuelo, antes explotadas por una España colonial y algunos otros países dedicados al expolio, y ahora supuestamente independiente, no se explica cómo no han logrado salir de este atolladero. Salvo honrosas excepciones, casi todos sus países son víctimas de un subdesarrollo que a ciertas élites les conviene, en tanto que poseen intereses en el extranjero, EE. UU, o Europa. No es difícil adivinar que lo del subdesarrollo no se debe a la falta de talento, ni siquiera a paradigmas bastante sospechosos para explicar y justificar el que estemos ubicados en índices muy por el suelo. Me refiero a males sociales, empezando por la corrupción y todo lo que afecta a las instituciones. Y hay una atenuante histórica que acá es preciso detenernos, Latinoamérica por desgracia ha contado con gobiernos de caudillos y de militares que, en materia de progreso, nos han colocado muy lejos.

En Venezuela ocurre como el más contradictorio ejemplo, lo que podría llamarse el más vergonzoso caso de retroceso histórico latinoamericano teniendo todas las más grandes fortalezas, y que potencialmente pudieron ocupar un sitial de privilegio en el concierto de naciones del mundo, perdieron la oportunidad de serlo. No nos faltó talento, nos sobraron indignos ciudadanos que apostaron al barbarismo, a la torpeza, a la deshumanización, al irrespeto hacia la propiedad privada y al libre pensamiento, que apostaron a la expropiación y al saqueo, apoyados por un significativo sector de la población, víctimas de la verborrea de un caudillo charlatán y del odio y la división mediante el flagelo del #SíndromeDeResentemientoSocial. Y lo más grave aún, es que tal enfermedad ya hizo metástasis y se regó por el continente entero.

Puede ser perverso decirlo, el capitalismo es blanco de agrios juicios por una injusta ley del hombre por el hombre, sin embargo, se disfruta de Derechos Humanos. Caso contrario en el comunismo, donde la igualdad social es una ilusa promesa que es fácil desnudarla para ver que igualados están todos, no privilegiados con un rasero muy por debajo de condiciones de humanismo y dignidad. El explotado es en este circo bufonesco, sujeto de experimento mediante enajenante mediatización y manipulación con odio visceral hacia el trabajo y para él, eso significa liberación y reivindicación con unos derechos humanos conculcados y arrodillado a las migajas de los recursos de la élite de privilegiados que han saqueado el estado…

Colofón:

Si hay una respuesta que deba dar, de inmediato puedo hacerlo, la pobreza en un país depende directamente del desperdicio de una materia muy valiosa, se llama materia gris alojada en sus cerebros.

Hermes Varillas Labrador
Educador, comunicador social y poeta escritor.
Coordinador municipal de formación de cuadros – DEM Alberto Arvelo Torrealba (Sabaneta de Barinas)
@tonypotosino