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La mayoría de los Venezolanos tenemos una idea de lo que significa la Constitución Nacional, incluso aquellos que nunca han leído en su vida el conjunto de preceptos o normas fundamentales que rigen de una u otra manera la convivencia social en una nación,  la cual es aprobada y firmada  por los representantes del pueblo soberano, siendo no esta la única definición que podemos leer sobre este Magno Texto. Tampoco es indispensable que cada país tenga su propia Constitución para desarrollar su vida colectiva en armonía de respeto a las leyes, las instituciones y la sociedad,   siendo el caso más emblemático el de Gran Bretaña que carece de una Constitución, por el contrario, de nada sirve tener la mejor Constitución del mundo, moderna, adaptada a las necesidades sociales, si sus ciudadanos no conocen sus deberes, ni exigen sus derechos, si los funcionarios y poderes públicos obligados a cumplirla y hacer cumplir sus fundamentos allí  establecidos, son los primeros en violar estas disposiciones que el Legislador Patrio, a través del voto de representación, refrendó en nombre del pueblo libre y soberano.

Nuestra primera Constitución nació en 1811, la Primera de América Latina, y recoge entre sus principios algunos deberes y derechos de sus ciudadanos, tales como la libertad, la representación del gobierno, incluso ya habían ciertos postulados que iban en contra del abuso de los poderes públicos en su génesis,  ideas y pensamientos libertarios, que solo fueron escritos por lo difíciles de cumplir para la época en que se libraba la batalla por la emancipación venezolana. Luego vino la Constitución de 1819, llamada de Angostura por el nombre de Ciudad Bolívar, lugar donde se firmó, ésta mantenía el voto indirecto, donde los votantes elegían a los electores y estos a su vez relegían a los diputados y al Presidente, destacándose el rechazo de gobernar al país por medio de tres personas, estableciéndose el presidente único.

Después de las guerras civiles de los años (1858 a 1863) aproximadamente,  llamadas también guerras federales, el avance institucional se ve interrumpido nuevamente, saliendo victorioso el recordado General Falcón como cabeza visible de los Federales y sin demora alguna, se aprueba en 1864 una nueva Constitución de corte federal con apenas 123 artículos, Venezuela pasa a llamarse Estados Unidos de Venezuela,  nombre que predominó  hasta muy avanzado el siglo XX, se crean los Estados y se mantiene el trato de ciudadano proveniente de la Constitución de 1811. Esta configuración de corte federal y su mal gobierno, permitieron al general Guzmán Blanco tomar el control político y militar, instaurando en 1874 otra Constitución que disponía el voto público y firmado, muy al contrario y lejos de lo que es una elección libre, imperando para la fecha un gobierno autocrático; las elecciones no eran transparentes y siempre salían electos los candidatos propuestos por el presidente,  periodo que perduraría  hasta la muerte del General Gómez en 1935.

Con la llegada en 1908, de (Juan Vicente Gómez), otro general más al poder, Venezuela era un Estado federal solo en el recuerdo y empezaba a desarrollarse hacia el centralismo político y administrativo bajo la batuta férrea del dictador. Con la Constitución de 1925, se establece el situado constitucional y se elimina la capacidad tributaria de los Estados, pasando la autoridad tributaria y judicial al poder central. Con la muerte del general Gómez, (1935), se inicia el interinato de la democracia sucediéndolo el general Eleazar López Contreras, efectuándose un año después, la enésima reforma a la Constitución dentro de la cual  se formula la función social de la propiedad y el derecho de voto únicamente para los varones. Su sucesor, otro general,  Isaías Medina Angarita, fue sorprendido por un golpe de estado (1945) encabezado por el partido Acción Democrática, siendo el partido político más fuerte para la época, quien  llevó a Venezuela por el camino de la democracia tal como la conocimos hace 20 años atrás.

El sufragio universal, directo y secreto, se promulgó con la Constitución de 1947, luego vino otro periodo dictatorial (1948 a 1958), del general Marcos Pérez Jiménez, quien por supuesto tuvo su propia Constitución en 1953, como si la última fuera mejor que la anterior, pero ninguna es buena según el dictador de turno quien iluminado por súper poderes, enviste contra la actual y redacta una nueva, ajustándola a sus deseos personales. Así llegamos a la derogada Constitución de 1961, instaurada con sólidos principios democráticos y sociales, por la novísima Constitución de 1999, refrendada por el soberano en diciembre del mismo año producto de la descomposición política, institucional del Estado Venezolano y  la adaptabilidad de su conglomerado social,  sus instituciones y sus riquezas.

Hoy, 20 años más conservados,  nuestro gran país ha sido trasmutado de un gobierno federal, descentralizado, democrático, libre, soberano, con competencias autónomas de los Estados, (recaudación de impuestos), de administradores de bienes estadales e infraestructuras como las autopistas y aeropuertos, lo han transformado de un país rico en recursos naturales, como el petróleo, el hierro, aluminio, un país abundante en minerales preciosos como el oro, los diamantes, coltán,  extensivo en tierras aptas para la siembra y el ganado, vasto en costas marítimas, ideales para la pesca, dotados de sistemas hidroeléctricos, privilegiados con una empresa nacional capaz de refinar más de un millón y medio diario de petróleo (PDVSA), con las mayores reservas de gas natural, un país con uno de los mejores capitales humanos en todas la profesiones, egresados de excelentes universidades, con altos grados de exigencia, autonomía y meritocracia, hoy repartidos en todo el mundo dando a conocer su potencialidad en las diferentes empresas, industrias, fabricas, laboratorios, hospitales, universidades y medios de trabajo donde se requiera su capacitada preparación académica y profesional.

Pasamos en tan corto tiempo a  un país centralizado, con su pueblo secuestrado, vetado, algunos súbditos, dependientes de una bolsa de comida o de la importación del mayor bien natural sobre el cual pisamos, sin dinero, ni fuentes de empleo, sin calidad de vida, ni servicios públicos, atestados de basura, famélicos, deambulando por las calles vacías, soportando la mayor inflación de todo el mundo, con salarios de hambre e impuestos de reyes, pasamos de un sistema de gobierno democrático (gobierno del pueblo), a una kakistocracia, del griego (kakistos) el peor y (kratos) gobierno,  exacto, tal como lo pensó, gobierno formado por los peores, por los más ineptos, duros de corazón, resentidos sociales, egoístas, maltratadores, incapaces, incompetentes y menos preparados,  mitómanos, los más cínicos, de un reducido grupo social.