En el transcurrir de los días, y en la medida que somos testigos de escenarios inimaginables causados por la anarquía indeleble, el hambre y todos aquellos calificativos que describen las desmesuradas consecuencias de un Estado criminal: Venezuela, por cada hora que pasa, se sumerge en un sigiloso holocausto, y a diferencia de un campo de batalla en el que se evidencia a la vista un considerable cálculo de muertos, la similitud con el genocidio que vivimos ahora, es su altísimo número de víctimas.
No conforme con ello, el país a inicios del 2019, en medio del desgaste emocional por mantener viva la esperanza de acabar con la tiranía, renovó la ilusión con el orden establecido aquel 05 de febrero de 2019), conocido como “Estatuto para la Transición” dictado por la Asamblea Nacional con un amplio consenso político, incluso el de nuestra organización y con la mayor legitimidad posible de todos los ciudadanos.
En el curso de ese año, el gobierno interino -lamentablemente- se desvió de lo que inicialmente se había planteado y propone una ruta distinta al estatuto para la transición, la cual denominaron “Ruta integral” allí no se menciona el “Cese de la Usurpación; cabe resaltar que posteriormente, el veintidós de octubre de dos mil diecinueve (22/10/2019), se dicta un segundo acuerdo en el contempla los mecanismos de cumplimiento de garantías electorales para elegir a un nuevo Consejo Nacional Electoral, lo que conllevó formalmente a separar la ruta política del precitado “Estatuto para la Transición”.
De lo anterior, solo por mencionar uno de los tantos hechos que marcaron el inicio de una serie de errores que desencadenaron la incongruencia en el ejercicio del Gobierno encargado, sin mencionar los presuntos hechos de corrupción de los cuales ha sido objeto de señalamiento. Es también muy lamentable la lectura que deja las renuncias de ya hace un tiempo, de ciudadanos valiosos, preparados, honorables, de larga trayectoria y solvencia moral como Humberto Calderón Berti y Tamara Sujú, esto de alguna manera descríbe el contexto que sigue rodeando al presidente (E) Juan Guaidó.
Venezuela pareciera estar sumergida en una contínua desesperanza, en la que el ciudadano se siente huérfano políticamente, consecuencia de acontecimientos que solo están marcados por la “antipolitica”, hechos que solo evidencian falta de disposición para establecer mecanismos que permitan sacar al régimen del poder y el sustento de un contenido político vacío que sigue aparentando una lucha por la libertad con el único fin de distribuir cuotas de poder y repartir privilegios.
Sigo siendo optimista, y aunque pueda parecer duro afirmarlo, no justifico ¡En lo absoluto! lo que estamos padeciendo, pero si lo contemplamos desde otra perspectiva. Una tempestad tan molesta, ruidosa, perturbadora como la que hoy vivimos, quizás es necesaria para muchos venezolanos, aun con toda la aterradora experiencia, siguen siendo víctima del populismo que se ha aprovechado muy bien del estatismo y el centralismo que nos convirtió por más de 60 años en sujetos de políticas sociales asistencialistas, donde el paternalismo de Estado destruyó la iniciativa individual.
Así como también, nuestra posición frente a los servidores públicos, ser conscientes que son solo eso, están allí para crear nuestras condiciones, no son ingenieros sociales que diseñan la vida de los ciudadanos; debemos dejar las solidaridades automáticas, usar la razón y ser más exigentes con nuestros propios dirigentes, recordar que en el ejercicio de nuestra ciudadanía somos contralores y están en la obligación de rendirnos cuentas. La pleitesía ciega de nuestra parte debe acabarse.
Definitivamente dentro de todo este caos, están sucediendo grandes acontecimientos, los distintos actores políticos que afirman ser de “oposición” continúan incurriendo en acciones que van en contra de nuestra causa y de la libertad; como consecuencia está generando una depuración política en Venezuela que le permitirá al ciudadano discernir y tener en cuenta en quien depositar su confianza en la próxima conducción política del país. Estoy convencido de una generación que se está levantando en contra de todo aquello que nos trajo hasta aquí, una generación que comprendió la importancia de erradicar todo aquello que obstaculice nuestro futuro, una generación que no solo esta armada de voluntad y ganas de trabajar sino que está blindada de dignidad e hidalguía, todos los días sigo convencido, con todo nuestros errores que gran parte de esa generación, está en VENTE VENEZUELA.
¡Sigamos construyendo!
Rafael Ángel Villafañe Díaz
Abogado
Coordinador municipal de organización – DEM Barinas
@Abg_RafaelV