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El informe de la misión internacional independiente del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas es un relato micro, aunque bastante detallado, acerca de los horrores que hemos padecido los venezolanos desde 2014.

El informe se centra exclusivamente en las violaciones a los Derechos Humanos relativos a las ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y las torturas y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes. Nada menos. No duda en señalar «un ataque generalizado y sistemático dirigido contra una población civil, con conocimiento del ataque, de conformidad con una política estatal o en apoyo de ella». Son pues, crímenes de lesa humanidad cometidos contra los venezolanos. La misión se escuda permanentemente en figuras lingüísticas elusivas, para marcar sus: «motivos razonables» al espetar los crudos señalamientos al Estado venezolano y a funcionarios que van desde Nicolás Maduro hasta policías de bajo rango.

Los espantosos crímenes pasan por la muerte propinada a políticos, a ciudadanos comunes (casos de las OLP, por ejemplo), torturas, violaciones sexuales, desapariciones forzadas, persecuciones, prisiones arbitrarias y todo este terror, en esos aspectos, del Estado, cometido en Venezuela estos años. Hace recomendaciones al Estado venezolano y a la comunidad internacional. Destaca respecto a esta última su conseja de que «los Estados deberán considerar la posibilidad de iniciar acciones legales contra los individuos responsables». Desde ya habrá que urgirles a los países verdaderamente amigos de Venezuela que procedan en consecuencia, una vez conocido mundialmente parte fundamental de este horror que hemos sufrido todos, víctimas y no víctimas directas, por proyección, por parte de la tiranía.

Habrá que solicitar a la ONU que abunde en otras violaciones continuas a nuestros Derechos Humanos: los casos de destierro, el derecho a la información, los derechos económicos, los derechos laborales, los derechos sexuales, los derechos educativos. Todos suprimidos actualmente en Venezuela. Esto sin demeritar para nada la Misión centrada en este documento en la muerte, la tortura,  la privación ilegítima de libertad y otras menudencias que mueven la sensibilidad del más tosco de los habitantes del planeta.

Razón de sobra tiene el senador estadounidense Marco Rubio al pedir la expulsión de Venezuela de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Pero esto no será suficiente. Se debe ahondar en las acciones más inmediatas para impedir que sigan ocurriendo los casos de éstas y otras violaciones a derechos fundamentales en nuestro país. Los culpables de los crímenes deben pagar más temprano que tarde sus fechorías para con los venezolanos y la humanidad.

¿Será verdad aquello de que la justicia tarda pero llega? Creemos que sí. Será resarcida finalmente la memoria de las tantas víctimas. Tenemos la obligación de construir un país más humano, más ajustado a derecho. Ya no es sólo EEUU el Estado que solicita a varios de estos criminales. La humanidad, por el informe de la Misión de la ONU, los señala, los increpa y pide su indispensable condena.