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Para tomar decisiones políticas en los actuales momentos, en la oposición no podemos tener como punto de partida las liberaciones de los dignos venezolanos que recobraron su merecida libertad.

Todos sabemos que estas liberaciones las hace Maduro con el solo fin de darle apariencias de legalidad a su parapeto de elecciones parlamentarias. Por estas liberaciones no podemos darle ningún beneficio de duda o presumir la buena fe del régimen. Sus acciones estarán siempre guiadas por su naturaleza perversa.

Así como en su oportunidad utilizaron a los diputados Brito, Parra y compañía para implosionar la legítima AN; en ésta lamentablemente utilizan a otros actores opositores, con el solo propósito de su empeño electoral. Pero siempre haciendo uso de una táctica que les ha dado resultados, que es presentar o exhibir como fachada algún elemento calificado intrinsecamente como positivo, loable o bueno (Diálogo, libertad, algunas condiciones electorales).Que dicho sea de paso, estas entidades representan derechos inherentes al ser humano, que nos han sido vilmente despojados por los mismos que pretenden hacernos ver que son concesiones graciosas de su parte.

Esta técnica engañosa les viene resultando, dado que intuitivamente decidimos por lo que prima facie nos parece bueno, sin entrar a analizar el veneno que se esconde en esa cristalina agua «buena». No existen cosas absolutamente buenas o malas. El fin para lo que se utilicen es lo que las define.

El régimen es experto en echar mano a este tipo de maniobras. Cuántas veces no han recurrido al mecanismo del diálogo, bajo el argumento de que es lo democráticamente conveniente, y luego de logrado sus objetivos, ese «diálogo bueno» es despreciado y lanzado al basurero.

El deber de la dirigencia opositora es actuar como verdaderos estrategas políticos y trascender a estos señuelos que presenta el régimen como propuestas que redundarian en nuestro beneficio.

En esta oportunidad utilizan «su bondad» de liberación selectiva de presos políticos, como si eso fuera muestra fehaciente del compromiso de su parte de que, a partir de estas liberaciones, no seguirán ocurriendo injustas detenciones por razones políticas.

No, señores, esto último no va a ocurrir mientras esta banda esté usurpando el poder, sino que con toda seguridad veremos después de pasadas las ilegítimas elecciones parlamentarias, que cuenten con la participación indeseable de sectores opositores que se presten a recibir de migajas algún que otro curul parlamentario para su exclusivo beneficio particular; que Nicolás Maduro volverá con más fuerzas aún a encarcelar a su leal saber y entender a quienes crean un peligro político para su régimen. Mientras, los venezolanos no habremos resuelto absolutamente nada con la farsa electoral.

De manera que lo que hoy ellos pretender vender como motivo justificado para participar en las elecciones parlamentarias, no es más que un engaño inscrito en lo que ha venido siendo su línea de actuación; que a estas altura deberíamos conocerla de sobra para no caer en sus manipulaciones.

El llamado es a no caer en el perverso juego del régimen de darle apariencias de legitimidad a sus bodrio electoral. El país sí requiere elecciones, pero elecciones generales libres; y a este objetivo debe centrarse nuestra lucha.

Abog. Iván Ibarra.