Es una meta urgente y el anhelo de los venezolanos, salir de la usurpación, de la tiranía y del socialismo. Lo anterior reduce la ansiedad y construye los cimientos de lo grande y lo bueno. La población se encuentra abrumada entre las ilusiones sobre el fin de esta pesadilla, las angustias que gravitan sobre los servicios públicos y la inanición, que ponen en riesgo su sobrevivencia y la poca expectativa de futuro por la precepción de que unos jerarcas socialistas condicionarán su forma de vida. Adicionalmente a lo anterior el miedo por desconocimiento sobre lo que significa una sociedad liberal.
No sería reprochable de ningún modo, que parte de la población tenga su espíritu convulsionado. La estructura criminal de poder en Venezuela, los administradores de miseria, han ejercido una despiadada acción contra el logro de las necesidades básicas del ser humano: fisiológicas, de seguridad, de autoestima y de autorealización. Sátrapas “funcionarios” que desean hacer de Venezuela, un territorio de personas sujetas a sus manipulaciones, esclavos o población sobrante.
Conducirnos a la meta, es lograr coincidencia en el plano cotidiano de los valores y principios liberales para el desarrollo humano, que no sea producto del chantaje, el oportunismo y el servilismo; así también la visión clara del escenario regional en el cual se va a enmarcar nuestra propuesta. Las fuerzas del mal, buscan forzar una rendición de la opción política Liberal; lo cual no ocurrirá, puesto que se ha planificado y trabajado con mucha fuerza y organización, siendo depositarios además, de la confianza de los venezolanos, que no es cualquier cosa.
El exterminio de una sociedad se mide por la desaparición física de sus pobladores, la transformación de sus valores a antivalores, el vuelco a situaciones de esclavismo y su pérdida de identidad. Para la estructura criminal de poder, lo anterior sería su meta y. los escenarios favorables, son los que le dan tiempo y permiten su permanencia; por eso le temen a una acción conjunta de fuerza, multifacética, y los colaboracionistas queriendo o no, dan respiro a esa estructura, banalizando, torpedeando o retrasando dicha acción de fuerza.
El mal paralelamente planifica y financia con dinero sucio acuerdos en torno a elecciones parlamentarias fraudulentas, para luego terminar de secuestrar las libertades en una reforma constitucional. Por otro lado y basándose en el rechazo y podredumbre del régimen usurpador, se pretende engendrar “nuevos” funcionariados, incluyendo una presidencia de emergencia que pueda controlar recursos económicos y allanar el camino para asegurar el control político del país, luego de una transición “apaciguada y progresiva”. Esto último costará en pocos meses, acciones de células terroristas y cuerpos armados, que pondrán fin a tal aventura, pactada con la tiranía.
@abrahamsequeda