Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

Hoy la ciudadanía Deltana se encuentra en un enorme dilema, por un lado está la retórica de quien hoy ostenta el poder en el estado, la que se siente dueña y señora del Delta, que nos dice que no hay gasolina para el ciudadano común porque no llega suficiente combustible al estado. Según ella, tiene que distribuir lo poco que llega entre los cuatro municipios y por otro lado, la realidad que se vive y se observa desde la óptica de la ciudadanía, se ve como con descaro solo echan combustible algunos privilegiados y el resto lo cargan en un cisterna militar, quien sabe para dónde.

 

Hemos escuchado de viva voz a personas del municipio Antonio Díaz y del municipio Pedernales con cuanta dificultad, a puro pulmón, reman desde estos distantes municipios hasta Barrancas del Orinoco, en el caso de Antonio Díaz y hasta Tucupita, en el caso del municipio Pedernales, bien sea para traer sus productos y venderlos, para así costear sus gastos de alimentación o medicinas dado que en estos municipios no hay forma de adquirirlos. Los deltanos están siendo obligados a vivir una vida de precariedad mientras que los mafiosos de la tiranía y sus acólitos viven cómodamente sin que nada les falte.

Ya es reiterado el artilugio utilizado por quien representa al conglomerado criminal en el estado, de “¿Para qué quieren ustedes gasolina? si lo que tienen que hacer es quedarse en sus casas”… ¡Qué barbaridad! Qué fácil es para este personaje decir esto, a ella le llevan todo a su casa, si ella lo quisiera, pero el ciudadano común tiene mucha necesidad, debe salir a diario a buscar el sustento de su familia, además, a cualquiera se le puede presentar una emergencia a altas horas de la noche y entonces, ¿Cómo hacen? Pues les tocará morir o ver morir a un ser querido, es indolente, sabiendo muy bien que los deltanos que viven en las zonas más alejadas del municipio Tucupita caminan largas distancias bajo un sol inclemente para trasladarse hasta la capital a hacer sus diligencias y decirles que no necesitan gasolina, que lo mejor es que se queden en sus casas como si la comida y las medicinas les van a llover del cielo. Son muchas las familias que han sufrido situaciones como las descritas con anterioridad, lo hemos visto de cerca en algunos casos.

Yo me pregunto, ¿Cuánto más podrá soportar el gentilicio deltano tanta humillación y tantos vejámenes?  ¿Que más nos falta vivir para poder reaccionar? A muchos los invade el miedo, ya que el régimen criminal se ha encargado de sembrarlo en lo más profundo del venezolano y de manera particular en el deltano. ¿Que más tiene que pasarnos para que nos arriesguemos a exigir nuestros derechos establecidos en la carta magna? Necesitamos y queremos gasolina, ésta debe ser distribuida de manera igualitaria para todos los deltanos.

No podemos exigirle a este régimen que resuelva nuestros problemas, ELLOS SON EL PROBLEMA. Nuestra exigencia debe ser para aquellos que hoy tienen en sus manos las herramientas legales, los tratados internacionales y el apoyo de la comunidad internacional para que de una vez por todas se establezca en Venezuela una Operación de Paz y Estabilización, una coalición de fuerzas que nos permita superar la vicisitud de un estado fallido y que recuperemos el territorio dominado por las mafias, que la infraestructura de emergencia esté a la vanguardia de las necesidades propias de un país que atraviesa una catástrofe, que nos garantice que volvamos a ser esa nación productiva que otrora fuéramos y que se recupere el estado de derecho cercenado por la tiranía.

Ing. Olga Cotúa