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En otra época no me paraba a observar tanto como ahora. ¿Será la edad? ¿Será la evolución profesional? ¿O será mi propósito de vida, que últimamente lo he visto directamente relacionado con la motivación a las personas?

Lo cierto es que por alguno de los motivos mencionados anteriormente, me he parado también a observar qué hay detrás de un prospecto político. Sí, tal vez es un título que no existe formalmente, pero la realidad es que no todo el que pertenece a un partido es político. 

Otra cosa que he podido desarrollar mejor es el hablar y observar el comportamiento de las personas, ya que es un ejercicio que obliga a hacerme autoevaluación y autocrítica, cuando observo a otros, me detengo y pienso ¿me comporto así, hago yo esto de ese modo o parecido? Si el comportamiento es negativo y me descubro igualándolo, hará que me dé cuenta de qué es lo que no quiero y por tanto, rápidamente ponerme a trabajar para cambiarlo. Si el comportamiento es positivo y no lo poseo, rápidamente me pongo a trabajar para “modelar” y mejorar.

¿Cuántos hemos leído artículos o tuits así? «Tengo un mejor proyecto para la ciudad», «yo haré las cosas de manera diferente», «esto está mal, esto también está mal, esto está peor». Frases que vemos mucho en las redes sociales de personas que tienen ideas y proyectos para mejorar las ciudades. Pero, ¿basta con tener una buena idea o proyecto? ¿Es lo que realmente necesita mi ciudad?

Entendamos perfectamente que detrás de cada proyecto, de cada empresa, de cada profesión, hay “una persona” y según los valores, principios, educación y “categoría humana” de esa persona, hará que el proyecto sea un proyecto prometedor o no. Un proyecto basado en las necesidades de los otros, de su entorno y un proyecto con posibilidad de crecimiento a largo plazo. Pues esos valores, esa categoría humana hará que todo lo que toque a su alrededor se impregne de “buen hacer”, de empatía con las situaciones, de generosidad, de humildad, de ayuda, que es lo que yo entiendo como “persona con categoría humana”, habiendo dejado fuera el ego, la acritud y el aprovecharse de que con decir que «Maduro es malo» puede pretender un cargo administrativo en una ciudad. Estamos hablando que se necesitan personas realmente preparadas.

Por eso, prefiero la referencia de «humanos políticos», porque es lo que lleva realmente a tener confianza de que quien nos pueda representar y administrar será alguien que entiende el problema y no quien se aprovecha del problema. Se que en medio de la pandemia es difícil poder presenciar el comportamiento real de quienes vemos hablar maravillosamente por las redes sociales de las mejoras para la ciudad, pero cuando llegue esa oportunidad, es cuando podremos observar si realmente necesitamos copiar algo de la calidad humana de quienes procuran ser representantes ciudadanos. 

Con mucho gusto, Pablo Galipoly. 

Afiliado Vente Venezuela – Periodista.