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Desde la aparición de los verdugos que representaron y representan hoy al régimen criminal, la oposición venezolana se ha visto en la necesidad de reinventarse una y otra vez para enfrentar al narco socialismo, agotando cada estrategia jurídica contemplada en la agonizante Constitución del 99.

El escenario electoral quedó congelado desde que se corroboró los continuos fraudes electorales y la imparcialidad del órgano rector del poder electoral, dejando estéril el camino democrático como ruta para enfrentar al narco socialismo desde hace mucho tiempo, conllevando esto al rechazo a la Asamblea Nacional Constituyente ilegítima que pretendió imponer el régimen en el año 2017, situación que obligó al ciudadano a organizarse mediante una consulta popular el 16 de julio de ese mismo año y mediante plesbicito se le dictó un mandato a la Asamblea Nacional que establecía:

1. Rechazar y desconocer el proceso fraudulento de convocatoria a la constituyente.

2. Ratificar la decisión soberana de la Asamblea Nacional para renovar los poderes públicos.

3. Apoyar la realización de elecciones libres y transparentes, y la instauración de un Gobierno de Unión Nacional para la reconstrucción del país.

Mandato emitido por más de 7 millones de ciudadanos que no fue acatado en ningún momento por la Asamblea Nacional, que fue ignorado y sepultado por gran parte de los parlamentarios «opositores».

Año y medio después de este gran acto soberano, acto histórico olvidado por muchos (a propósito) ante el vacío del poder Ejecutivo y con el apoyo de millones de ciudadanos venezolanos y el respaldo de máa de 50 países, se juramentó el presidente de la Asamblea Nacional, como presidente interino, el ciudadano Juan Guaidó, quien desde sus inicios como presidente (e) le presentó una clara hoja de ruta al país y al mundo donde se establecían tres pasos súper importantes que ameritaban su materialización en orden:

1. Cese de usurpación

2. Gobierno de transición

3. Elecciones libres.

Generando grandes movilizaciones y apoyo de actores internacionales, logrando el respaldo de la ciudadanía y sobre todo la confianza de millones que tomaron nuevamente las calles para respaldar una hoja de ruta que se mostraba muy clara. Empezaron a pasar los días, la desconfianza (justificada) empezó a imperar; olvidaron los pasos establecidos en la tan popular hoja de ruta; se sentaron a dialogar y oxigenar al régimen; buscaron pactar con criminales como Padrino López, entre otros; excarcelaron a uno de los secuestrados por el régimen un 30 de abril; crearon falsas expectativas de que la Fuerza Armada Nacional, esa que sabemos que se convirtió en el cuerpo armado del régimen, apoyaría los ensayos de un presidente (e) que simplemente olvidó la propuesta que le realizoó al país y se dejó rodear de cohabitadotes y corruptos.

Posteriormente, de forma inconstitucional, reincorporó a los diputados chavistas al parlamento, convirtiéndose en una jugarreta sucia para el mismo al evidenciarse que muchos prefirieron doblarse para no partirse y hacerle la comparsa al régimen, dándole un golpe al mismo poder legislativo.

Dieciocho meses después de tanto circo, después de que no se sacaba la hoja de ruta de su boca y la popularizó hasta en canciones, vemos cómo pretenden maquillar la ineficiencia, la irresponsabilidad y sobre todo la falta de voluntad para cumplirle al país lo acordado, pues la voz del ciudadano para muchos parece ser utilizada nada más para sus minutos de fama, de brincar en tarimas, en carros, modelar, dialogar.

Hoy, ante un llamado del interino a diferenres dirigentes nacionales, pretenden satanizar a los que discrepamos de este nuevo intento de manipulación llamado -unidad-, actuando como lo hacia el fallecido comunista Hugo Chávez, usando una narrativa totalitaria, sectaria y ofensiva en contra de quienes le dijeron que no se prestarían para más ensayos y errores.

Puede que aún existan puntos de encuentros con los grupos socialistas (G4) que se oponen al régimen, pero lo que si bien es cierto es que la unidad debe ser en torno a objetivos claros, que se cumplan, que no se pretendan cambiar y pasar por encima del ciudadano que tiene hambre de libertad y deposita su confianza en los que dirigen la política de la nación, pues Venezuela demanda coherencia y libertad.

La verdad nos hará libres.

Lcda. Mercedes Ramirez
Afiliada a Vente Tachira
@MechiAndreina