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La educación venezolana está en su momento más crítico, situación que se agudiza con el tema de la pandemia. Podríamos describirla como «La Crónica de una muerte anunciada», ya que han sido muchas las voces que se han alzado para dar a conocer esta realidad.

Un sin número de protestas se han realizado al respecto para reclamar las reivindicaciones de los profesionales y trabajadores del gremio educativo, que fueron progresivamente pulverizadas por quienes usurpan hoy el gobierno en nuestro país.  No sólo han desmejorado el poder adquisitivo, sino que han humillado, vejado, hasta llegar a un tipo de esclavización moderna, por así  llamarlo.

Hoy, un profesor de la educación básica por ejemplo recibe aproximadamente $2 quincenal como salario,  ni hablar de cuánto percibe en su Bono vacacional (un estimado de $12). Es imposible mantener el sustento para un hogar con estos sueldos de hambre, cuando un kilo de queso te cuesta lo que ganaste en una quincena. Vendieron un contrato colectivo unitario nacional como el mejor del mundo y como era de esperarse, fue incumplido, ni un seguro de salud, mucho menos funerarios cuentan hoy en día los profesionales y trabajadores del sector educativo.

En su gran mayoría, muchos renunciaron y emigraron, algunos se dedican a otras labores que le generan mayores ingresos para poder subsistir en esta economía tan desbastada a la que hoy nos enfrentamos y otros se encuentran llenos de dudas en volver a reincorporarse en los próximos días.

En los actuales momentos se suma, además, el contexto de la pandemia. Ahora bien, hay que recordar que al inicio de la misma, fueron suspendidas las clases presenciales y se implementó la modalidad a distancia que fue un total desastre, ya que tantos maestros como estudiantes no contaban con dispositivos tecnológicos e inteligentes para ejecutar las respectivas clases y asignaciones. Por tal motivo, muchos no tenían las condiciones mínimas para  cumplir con las mismas; ¿la orden inmediata? Ningún estudiante puede ser aplazado. De lado quedó la calidad de la educación de nuestros estudiantes.

La verdad, la educación venezolana no estaba preparada para una contingencia de esta naturaleza. Por otra parte, también cabe destacar que la gran mayoría de las infraestructuras de los planteles está en total abandono, tanto en mantenimiento e higiene, que ni con un cloro cuentan quienes se encargan de la limpieza de las mismas, pero ya asomaron que se dará inició en septiembre a las clases presenciales.

Cabe hacer el recordatorio que cuando apenas en marzo sólo se contaban con unos muy pocos contagiados por Covid 19  fueron suspendidas las actividades educativas presenciales,  hoy con gran número de contagios pretenden reaperturar próximamente los planteles que no cuentan ni con agua, ¿a quién pretenden engañar, si nuestra educación también está en emergencia?  Malas intenciones esconden y es hacer creer que estamos en normalidad para enrumbarse en su fiesta de un nuevo fraude electoral.